26 de mayo de 2013.- Los organismos ambientalistas de Argentina, Brasil, Chile, México, Costa Rica y muchos otros países de Amércia Latina han decidido sumar su voz para frenar el uso de las semillas transgénicas.
Con bailes, expresiones artísticas y pancartas, cientos de latinoamericanos reclamaron a los estados del mundo que pongan freno a las grandes corporaciones que se lucran con el negocio de los productos transgénicos.
Tan solo en Argentina Monsanto cuenta con tres plantas, una en Buenos Aires, además de otros proyectos para la construcción de más plantas en el interior del país, incluida una en la provincia de Córdoba que será la mayor de esta compañía en Latinoamérica.
Según Jimena Romero, del colectivo 'Millones contra Monsanto', la multinacional "necesita que América Latina cumpla con esta supuesta función que tiene de abastecer hoy de soja transgénica a una gran parte del mundo", lo que -según ella- terminará desplazando a muchos pueblos y dejando sin trabajo a muchos campesinos, ya que -afirma- "el transgénico reduce casi a cero la necesidad de empleados en el campo".
El biólogo y activista Raúl Montenegro cree que las luchas locales son muy importantes. “Argentina y Brasil, por ejemplo, son dos grandes productores de soja y maíz transgénico, y esta manifestación es un golpe muy fuerte para Monsanto” en la región, afirma el activista.
Con bailes, expresiones artísticas y pancartas, cientos de latinoamericanos reclamaron a los estados del mundo que pongan freno a las grandes corporaciones que se lucran con el negocio de los productos transgénicos.
Tan solo en Argentina Monsanto cuenta con tres plantas, una en Buenos Aires, además de otros proyectos para la construcción de más plantas en el interior del país, incluida una en la provincia de Córdoba que será la mayor de esta compañía en Latinoamérica.
Según Jimena Romero, del colectivo 'Millones contra Monsanto', la multinacional "necesita que América Latina cumpla con esta supuesta función que tiene de abastecer hoy de soja transgénica a una gran parte del mundo", lo que -según ella- terminará desplazando a muchos pueblos y dejando sin trabajo a muchos campesinos, ya que -afirma- "el transgénico reduce casi a cero la necesidad de empleados en el campo".
El biólogo y activista Raúl Montenegro cree que las luchas locales son muy importantes. “Argentina y Brasil, por ejemplo, son dos grandes productores de soja y maíz transgénico, y esta manifestación es un golpe muy fuerte para Monsanto” en la región, afirma el activista.
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