lunes, 30 de junio de 2014

Hallan cinco enormes basureros flotantes en el océano abierto

No obstante, la abundancia de contaminación por plásticos es 100 veces menor de lo que se pensaba.

Hallan cinco enormes basureros flotantes en el océano abierto


 contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario y alcanza a las áreas más remotas, incluyendo a las aguas superficiales del océano abierto. Así se desprende de un estudio de investigadores del CSIC, publicado en la revista «Proceedings», que ha demostrado que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica.
Hasta ahora, se habían encontrado altas concentraciones de desechos plásticos flotantes en las áreas centrales del Pacífico y del Atlántico Norte, aunque los modelos de circulación océanica sugerían que podía haber acumulaciones en los cinco giros subtropicales.
«Son zonas que quedan aisladas por sistemas de corrientes que giran en torno a su periferia», explica a ABC el científico del CSIC Carlos Duarte, coordinador de la Expedición Malaspina en el marco de la cual se realizaron los trabajos que han llevado a estos resultados.

El «séptimo continente»

La más conocida es el giro del Pacifico Norte, una corriente en vórtice que atrae y concentra como un remolino toneladas de residuos plásticos. Se la conoce, tristemente, como la gran placa de basura del Pacífico o el «séptimo continente», situado a mitad de camino entre Hawai y Norteamérica. En 2010, le salió un serio competidor en el Atlántico Norte occidental. Ahora, los investigadores han comprobado que existen esas acumulaciones y otras similares en el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el océano Indico.
La contaminación por plásticos hallada en la superficie del océano está dominada por partículas menores a un centímetro de diámetro, que se conocen como microplásticos. «Los microplásticos -explica el investigador Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz- pueden llegar a durar cientos de años y fueron detectados en el 88% de la superficie océanica muestreada durante la Expedición Malaspina 2010». Los principales residuos encontrados son polietileno y polipropileno, polímeros empleados en la elaboración de productos de uso diario como bolsas, contenedores de bebida y comida, utensilios de cocina y juguetes, entre otros.

Cuál es su destino final

Con estos resultados los investigadores están dando los primeros pasos para trazar el primer mapa global de contaminación marina, pero aún quedan cuestiones básicas sin resolver. Así, la cantidad de plásticos que flotan en el océano y su destino final es aún desconocido. Y es que, como explica Duarte, la abundancia de contaminación por plásticos es menor de lo que se pensaba: «Es del orden de decenas de miles de toneladas, cuando se esperaba encontrar del orden de millones de toneladas».
Cózar explica que «en función de las estimaciones de entrada de plástico flotante en el océano, se esperaba encontrar cantidades unas 100 veces mayor». En este sentido, series históricas de concentración de plásticos en la superficie en zonas muertas del océanomuestran que no se ha producido ningún incremento significativo desde los años 80, a pesar del aumento en la producción de plásticos y en el vertido de éstos a los mares.
Esto sugiere que las aguas superficiales no son el destino final para los residuos plásticos en el océano, y que grandes cantidades de microplásticos podrían estar pasando a la cadena alimenticia marina y a los fondos océanicos. «La novedad de nuestro trabajo es que indica la existencia de un proceso, no identificado aún, que está retirando microplásticos de la superficie a una alta velocidad», explica Cózar.
Por tanto, «el reto pendiente es averiguar dónde está el resto de los plásticos que entran al océano», dice Duarte. Se manejan varias hipótesis, añade Cózar, y las más probables son: el lastrado de los plásticos por organismos adheridos, la nano-fragmentación (rotura en nanopartículas), y la ingestión por organismos marinos. «Esta última forma de retirada es particularmente preocupante porque los impactos de la contaminación por plástico se podrían extender a toda la red trófica marina a gran escala», advierte el investigador.

domingo, 29 de junio de 2014

Hacia un mundo sin abejas

La mortalidad de los insectos polinizadores aumenta sin que se conozcan las causas

De ellos depende la la mayoría de los cultivos


Una abeja posada sobre una flor en la región francesa de Ron-Alpes. / GETTY

Han pasado 20 años desde que un grupo de agricultores franceses llamó la atención por primera vez sobre un fenómeno insólito: el despoblamiento de las colmenas a causa de la desaparición de las abejas, de cuya polinización depende gran parte de la producción mundial de alimentos. Pronto se comprobó que el fenómeno era global, al menos en los países con una agricultura muy desarrollada, y un aluvión de investigaciones ha intentado desde entonces determinar las causas, con resultados a menudo dispares o contradictorios. ¿Se debe la muerte de las abejas a los monocultivos o al calentamiento global? ¿Virus, bacterias, hongos, parásitos como el Nosema ceranae? ¿Pesticidas como los neocotinoides, que empezaron a usarse justo hace dos décadas? Aunque parece haber tantas opiniones como expertos en el campo, es posible que todos tengan parte de razón.
Entretanto, el fenómeno no ha hecho más que agravarse —los apicultores denuncian pérdidas más graves un año tras otro—, y la única buena noticia en este terreno se ha producido solo en tiempos muy recientes. Con característica lentitud pero loable preocupación, las Administraciones, incluidas las de Bruselas —que el pasado año prohibió varios pesticidas— y Washington —que ha aprobado un presupuesto extraordinario para investigar el fenómeno—, han tomado conciencia del problema y se han puesto manos a la obra.
La gravedad de la situación y la dilación e ineficacia de las medidas paliativas plantean una pregunta que ya no puede considerarse descabellada: ¿cómo sería un mundo sin abejas? “Si tuviéramos que depender de una agricultura sin polinizadores, estaríamos listos”, expone el subdirector general de Sanidad e Higiene Animal del Ministerio de Agricultura, Lucio Carbajo. No todos los cultivos desaparecerían, porque los hay que se pueden gestionar de otras formas (autopolinización y polinización por pájaros, entre ellas), pero todas las fuentes coinciden en que la pérdida de diversidad y de calidad alimentaria sería tremenda.
Además, los mismos factores que atacan a las colmenas dañan también a los polinizadores silvestres como el abejón, el abejorro y las avispas, de modo que las pérdidas no solo afectarían a la producción agrícola, sino también —y quizá más crucialmente aún— a los ecosistemas naturales y al medio ambiente en general. Las abejas, las flores y los frutos evolucionaron juntos hace decenas de millones de años, y no se puede destruir uno sin destrozar a los demás.
El Laboratorio de Referencia de la UE para la Salud de las Abejas (EURL, en sus siglas inglesas), con sede en Anses, Francia, publicó en abril los resultados del primer programa de vigilancia sobre el despoblamiento de las colmenas en 17 países europeos. Los datos, que se tomaron en más de 30.000 colmenas durante 2012 y 2013 y examinaron las prácticas agrícolas y los agentes patógenos más dañinos, muestran unos índices de mortalidad invernal muy variables entre países (la horquilla cubre del 3,5% al 33,6%). En general, la situación es más leve en España y otros países mediterráneos (por debajo del 10%) que en el norte del continente (por encima del 20%). Las cifras contradicen a las del sector apícola español, que denuncia mortandades entre el 20% y el 40%, en un ejemplo más de lo dificultoso que resulta acordar los criterios y las metodologías en este campo.
La UE ha hecho este año un primer estudio de mortalidad que arroja cifras de entre el 3,5% y el 33,6%, según países
La contribución de los posibles factores de riesgo, como el manejo de las colonias, el uso de pesticidas y los agentes patógenos, es variable y compleja. Tanto este informe europeo como las demás fuentes coinciden en que las causas de la mortalidad de las abejas son múltiples. También señalan, sin embargo, que ciertos factores pueden ser más fáciles de abordar que otros. Los pesticidas más dañinos, por ejemplo, pueden prohibirse o restringirse, como ya ha hecho Bruselas con cuatro de ellos. Por otro lado, y como es natural, los principales productores de plaguicidas —Bayer, Syngenta y Basf— no aceptan que haya evidencias sólidas de que sus productos sean la causa del problema. Y, de forma más significativa, algunas fuentes científicas coinciden con ellos.
“Los pesticidas neonicotinoides, como los prohibidos por la UE, no son los más prevalentes en las colmenas, al menos de forma crónica”, asegura Mariano Higes, del Centro Regional Apícola de Marchamalo, en Guadalajara. “Pueden ser un problema en amplísimos monocultivos, pero afectan sobre todo a los polinizadores silvestres, como los abejorros, no a las colmenas de abejas”. Higes acepta, sin embargo, que restringir estos productos puede ser útil para los ecosistemas, aunque no para la agricultura.
Para colmo, y según una investigación dirigida por Tom Breeze, del Centro de Investigación Agroambiental de la Universidad de Reading, y publicada este año en PLoS ONE, son las propias políticas agrícolas europeas las que están exacerbando el problema: al promover los grandes monocultivos se está produciendo un creciente desajuste entre las necesidades de polinización y la disponibilidad de colmenas en todas las regiones del continente. Todos esos cultivos necesitan abejas, pero los apicultores no logran reproducir tanto las colmenas, con lo que al final el cultivo rinde menos. El resultado de esta investigación es más llamativo si se tiene en cuenta que el trabajo ha sido financiado por la misma UE que es objeto de sus críticas.
Campos de trigo en el interior de Estados Unidos. / GETTY
“Las políticas agrícolas y sobre biocombustibles europeas han estimulado un gran crecimiento de las áreas cultivadas que precisan polinización por insectos”, explican Breeze y sus colegas, que han extendido su estudio a todo el continente. Entre 2005 y 2010, por ejemplo, el número requerido de abejas melíferas creció cinco veces más deprisa que las existencias de esos insectos y, en consecuencia, más del 90% de la demanda ha quedado insatisfecha en 22 países de la Unión. “Nuestros datos”, concluye Breeze, “alertan sobre la capacidad de muchos países para soportar pérdidas importantes de insectos polinizadores silvestres”.
Esos polinizadores silvestres —las 250 especies de abejorros existentes, principalmente— son la otra mitad de la historia. Podría pensarse que, en un mundo sin abejas, la tarea de polinizar los cultivos podría ser asumida por estos otros insectos, que, de hecho, son ya ahora quienes polinizan la mayor parte de los cultivos básicos para la alimentación mundial: la acción de los abejorros (del género Bombus) produce el doble de fruto que la debida a la apicultura convencional con abejas (del género Apis).
Sin embargo, una reciente investigación de Matthias Fürst y sus colegas de la Royal Holloway University de Londres, publicado en Nature, ha desinflado esa expectativa al mostrar que dos de los grandes patógenos de las colmenas, el virus de las alas deformes (deformed wing virus, DWV) y el hongo Nosema ceranae, se han extendido ya a los polinizadores naturales. Estos agentes infecciosos no solo se han mostrado capaces de transmitirse de Apis a Bombus en experimentos controlados de laboratorio, sino que ya han contagiado a los abejorros en la naturaleza, según los estudios de campo de estos científicos en Gran Bretaña y la Isla de Man. Cabe temer, por tanto, que los polinizadores silvestres estarán pronto tan amenazados como sus colegas domésticas.
Los polinizadores desaparecen a la vez que aumentan los cultivos que precisan de su intervención natural
La identificación del microsporidioNosema como una de las grandes causas del despoblamiento de las colmenas se debe a Higes, el principal investigador español en este campo, “El papel de los patógenos y, sobre todo, deNosema ceranae, sigue sin comprenderse”, reconoce Higes, cuyo laboratorio lleva 10 años investigando en el microsporidio. “Muchos de mis colegas diseñan experimentos erróneos y extraen conclusiones que no son enteramente correctas; es una pena, pero 10 años después sigue existiendo una nebulosa en el conocimiento”. Como se ve, la investigación sobre la muerte de las abejas está trufada de conflictos.
Esta es una de las razones de que grupos ecologistas como Greenpeace no solo elogien las restricciones europeas a cuatro pesticidas neonicotinoides, sino que propongan extender la prohibición a otros 319 compuestos que consideran dañinos. “No cabe duda de que la mortalidad de las colmenas es un problema multifactorial”, dice Luis Ferreirim, de Greenpeace, “pero si hubiera que establecer una jerarquía, el primer factor serían los insecticidas, que están diseñados precisamente para matar insectos, como las abejas”. El ecologista recuerda asimismo que los herbicidas también resultan dañinos, pues acaban con las flores que aportan el principal alimento a las abejas. “Además, contra los pesticidas se puede actuar con más eficacia y rapidez”, prosigue Ferreirim, “mientras que atacar a virus, bacterias, hongos y otros parásitos resulta muy difícil; y no hay que olvidar que los parásitos están más restringidos a las abejas, mientras que los pesticidas dañan también a los abejorros y otros polinizadores naturales, a los que también hay que proteger”.
Un mundo sin abejas sería también un mundo sin abejorros, y tal vez sin flores, pues las abejas y las flores evolucionaron juntas, y son las dos caras de la misma moneda desde un punto de vista ecosistémico. Un mundo triste y monótono como una ciudad fantasma, una pesadilla estéril a solo un paso de la nada. La ciencia está movilizada. La inteligencia política debe seguir en su estela.

sábado, 21 de junio de 2014

Cómo han cambiado doce de los lugares más contaminados del planeta

Desde que fueran incluidos en la lista de 2007, solo tres han vuelto a la selección de 2013: Chernóbil (Ucrania), Kabwe (Zambia) y Dzershinsk (Rusia)


1Linfen, China

Cómo han cambiado diez de los lugares más contaminados del planeta
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Linfen, China
A partir de la inclusión de Linfen en el índice elaborado por la Cruz Verde de Suiza y el Instituto Blacksmith de Estados Unidos hecho público en 2007, las autoridades comenzaron a medir las partículas nocivas más grandes presentes en el aire, y las PM 10 empezaron, a su vez, a bajar. Numerosas pequeñas y medianas empresas de carbón han ido echando el cierre. Y muchos habitantes han cambiado sus ineficientes calderas y estufas alimentadas con dicho combustible fósil por sistemas de energía más sostenibles.
Linfen se localiza en la provincia noroccidental china de Shanxi. Se trata de una ciudad cuya economía giraba en torno a laproducción de energía. No pararon de proliferar las minas de carbón en los años pasados. En 2003, las emisiones contaminantes derivadas de estas explotaciones condujeron a Linfen a encabezar la lista de metrópolis chinas con peor calidad del aire. Enfermedades como bronquitis, neumonía y cáncer de pulmón eran casos clínicos habituales en los hospitales de Linfen.

2Chernóbil, Ucrania

Cómo han cambiado diez de los lugares más contaminados del planeta
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Chernóbil, Ucrania
Chernóbil es uno de «Los lugares más contaminados del planeta» que aparece en la lista de 2007 y en la de 2013 elaborada por la Cruz Verde de Suiza y el Instituto Blacksmith.
Aún hoy, casi tres décadas después, siguen muy presentes los negativos impactos causados por el sobrecalentamiento de uno de los reactores de la planta nuclear de Chernóbil (Ucrania).
Más de una docena de radionúclidos artificiales (átomos con núcleos inestables), como el cesio 137, pueden detectarse en la superficie del suelo que rodea a la central.

3Haina, República Dominicana

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Haina, República Dominicana
Los niveles de plomo presentes en los niños de Paraíso de Dios, en Bajos de Haina, en la provincia de San Cristóbal (suroeste de la República Dominicana), superaban en 2006 los límites permitidos por las autoridades sanitarias. La causa: hasta allí llegaban numerosos aparatos eléctricos y electrónicos que eran manipulados de manera inadecuada (con vistas a la recuperación de materiales con algún interés económico). El Instituto Blacksmith, en colaboración con otras instituciones y el gobierno municipal de Haina, desarrolla desde 2006 un proyecto de educación ambiental en las escuelas. Y los resultados parecen esperanzadores. La contaminación en plomo presente en la sangre de los jóvenes de Paraíso de Dios se ha reducido de forma considerable, según los últimos datos disponibles (2010).

4La Oroya, Perú

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La Oroya, Perú
Adultos y niños de La Oroya, región del centro de Perú, han permanecido expuestos a emisiones tóxicas desde 1922. La vegetación del área también ha sufrido los efectos devastadores de la lluvia ácida. Arsénico, cadmio, dióxido de azufre y otros metales pesados se han ido acumulando en el medio ambiente de La Oroya y en los cuerpos de sus habitantes, cuyos niveles de plomo en sangre, por ejemplo, al igual que ocurría con los de los dominicanos de Paraíso de Dios, superan los permitidos por la Organización Mundial de la Salud.

5Sukinda, India

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Sukinda, India
El 97% de los depósitos de cromo que alberga la India se encuentran en Sukinda. De hecho, una de las mayores explotaciones que de este mineral existen en el mundo se halla en esta ciudad del este del país. Cuando el Instituto Blacksmith la incorporó a su índice de «Los lugares más contaminados del planeta» (2007), doce minas operaban en Sukinda, careciendo de planes de gestión ambiental eficaces. Ese año, el 60% del agua potable supervisada contenía niveles de cromo por encima de lo recomendable para su consumo.

6Rudnaya Pristan, Rusia

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Rudnaya Pristan, Rusia
Cien años de actividades mineras y de fundición han conseguido que la pequeña ciudad rusa de Rudnaya Pristan y, más en concreto, sus suelos, sus cultivos y sus niños contengan altos niveles de plomo, arsénico, cadmio, zinc y cobre.

7Mailuu-Suu, Kirguistán

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Mailuu-Suu, Kirguistán
La pequeña ciudad de Mailuu-Suu, situada alrededor del río del mismo nombre, ha producido 10.000 toneladas de uranio entre los años 1946-1968. Y dos millones de metros cúbicos de material radiactivo han terminado río abajo durante ese periodo, contaminado el agua y poniendo en peligro el valle de Ferghana, una de las áreas más fértiles y densamente pobladas de Asia central.

8Dzershinsk, Rusia

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Dzershinsk, Rusia
Dzerzhinsk, al igual que Chernóbil, es otro de «Los lugares más contaminados del planeta» que aparece en la lista de 2007 y en la de 2013 elaborada por la Cruz Verde de Suiza y el Instituto Blacksmith.
Durante la época soviética, Dzerzhinsk fue una de los pilares de Rusia en manufactura química. Herencia que aún continúa viva, pues se estima que entre 1930 y 1998 fueron depositados de forma inapropiada 300.000 t de residuos en los vertederos de la localidad (y sus alrededores).
Casi 200 sustancias químicas han sido identificadas desde entonces en las aguas subterráneas de la zona. Una de ellas, el fenol,causa cáncer de ojos, pulmones y riñones.
Un estudio hecho público en 2006, recuerdan ambas Ongs, ya revelaba que la esperanza de vida media en Dzerzhinsk era mucho menor a la registrada en otras demarcaciones de Rusia: 47 años para las mujeres y 42, para los hombres.

9Kabwe, Zambia

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Kabwe, Zambia
Kabwe, junto a Chernóbil y Dzerzhinsk, es otro de «Los lugares más contaminados del planeta» que aparece en la lista de 2007 y en la de 2013 elaborada por la Cruz Verde de Suiza y el Instituto Blacksmith.
En 1902 se encontraron importantes depósitos de plomo en Kabwe, la segunda ciudad más grande de Zambia, en torno a los que rápidamente surgieron minas y fundiciones. «Pasaron noventa años de continúa explotación sin que el Gobierno reparara en los peligros sanitarios y medioambientales de esta industria siderúrgica. En 2006 los niveles de plomo en la sangre de los niños de Kabwe superaban entre cinco y diez veces los permitidos», señalan ambas instituciones en sus informes.

10Sumgayit, Azerbaiyán

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Sumgayit, Azerbaiyán
Durante la era soviética, cuarenta fábricas de Sumgayit producían gran cantidad de metales y químicos para la URSS. Después de que Azerbaiyán se independizara, las autoridades han tratado de atajar el problema de la contaminación: las viejas industrias han ido cerrando, se han puesto en marcha diferentes procesos para el tratamiento del agua (a fin de evitar que los residuos nocivos acaben en el mar Caspio), se han construido instalaciones para el almacenaje de materiales peligrosos, se han plantado árboles y se trata de recuperar el suelo.

11Ranipet, India

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Ranipet, India
Ranipet, al sur de la India, se ubica muy próxima a Chennai, la cuarta ciudad más grande del país. Una de sus fábricas se dedica a la manufactura de derivados de cromo para su posterior empleo en la curtiduría de pieles. En 2010, se estimó que, tras dos décadas de operaciones de ésta, un millón y medio de toneladas de residuos sólidos fueron liberados en el medio ambiente de Ranipet, contaminando fuentes de agua y afectando a los residentes de una colonia radicada a solo un kilómetro de dicha industria.

12Tianying, China

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Plomo
Problemas relacionados con la vista, el oído, el estómago o el cerebro. Embarazadas que daban a luz antes de cumplir los nueve meses de gestación o bebés que nacían con malformaciones. Cuadros médicos recurrentes entre los habitantes de Tianying, en la provincia de Anhui (al sureste de China). La industria del plomo constituye el sector económico pujante en esta ciudad. En 2007, los niveles de plomo presentes en la sangre de sus habitantes y sus cultivos multiplicaban por 10 y 24 veces, respectivamente, los estándares admitidos a nivel nacional. Desde entonces, se ha formado un parque industrial de 40 empresas que, aunque siguen trabajando el plomo, lo hacen en bajo estrictas medidas de control ambiental (tratamiento del agua, minimización del ruido, uso de tecnología puntera, intercambio de experiencias, aprovechamiento de los residuos, etc.).

Día de la Lucha contra la Desertificación: «La Tierra pertenece al futuro, protejámosla del cambio climático»


Devolver a la vida paisajes descarnados y desérticos o detener el avance imparable de las dunas es posible, asegura el Colegio de Ingenieros de Montes

Día 18/06/2014 - 10.52h
«La Tierra pertenece al futuro, protejámosla del cambio climático» es el lema escogido por las Naciones Unidas para conmemorar el Día de la Lucha contra la Desertificación 2014, que se celebra cada 17 de junio.
Prácticamente un 40% del territorio español está ya afectado por desertificación. Y más de dos terceras partes pertenecen a las categorías de «áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas» en situación de riesgo, apunta el Colegio de Ingenieros de Montes (COM) en una nota.
La combinación de factores y procesos como la aridez, la sequía, la erosión, los incendios forestales, la sobreexplotación de acuíferos, etc., da origen a los distintos paisajes o escenarios típicos de la desertificación en España.
«Lo terrible del proceso de la desertificación son sus consecuencias: la pérdida de capacidad de cultivo de los suelos y de la supervivencia del monte; la pérdida casi irreversible de la biodiversidad de la zona; la pérdida de empleos; la emigración inevitable debido a la pobreza que implica y, en áreas muy extensas de países poco desarrollados, un aumento alarmante de la malnutrición», recuerda Carlos del Álamo, decano del COM.
Salvo en el clima, podemos actuar sobre todo lo demás, subraya Del Álamo, que pone como ejemplo la total reforestación de Sierra Espuña, en Murcia, iniciada por Ricardo Codorniú en 1889. «Controló la erosión y creó un suelo con el que devolvió la vida a un paisaje descarnado y desértico». Codorniú, «uno de los grandes ingenieros de montes de nuestra historia», también luchó para detener el avance imparable de las dunas hacia Guardamar del Segura(Alicante) con la restauración de la pinada en el área. «Y venció». ¿Por qué no seguir sus pasos?, sugiere Del Álamo.


Sólo quedan 80.000 jirafas en todo el mundo

Su número se ha reducido en un 65 % a causa de la fragmentación de su hábitat, el furtivismo, las enfermedades y el impacto de la guerra


Es una de las imágenes icónicas de África, aunque su número se ha reducido drásticamente en los últimos años. La Fundación para la Conservación de la Jirafa (CFG en sus siglas en inglés) estima que tan solo quedan 80.000 ejemplares en libertad, y alrededor de 1.200 repartidas en diferentes zoológicos de todo el mundo.
Esta fundación ha dado a conocer este sábado estas cifras con el objetivo de difundir el «Día Mundial de la Jirafa», con el que pretenden apoyar los esfuerzos de conservación de esta especie africana.
Parques, ONG y zoológicos de todo el mundo, entre ellos el Bioparc de Valencia, Zoo Acuario de Madrid y Selwo Aventura de Málaga, se han sumado al evento,coincidiendo con el solsticio de verano, para festejar «el día más largo para el animal con el cuello más largo».
Concretamente el Zoo Aquarium de Madrid ha decidido festejarlo junto a veteranos del baloncesto como Fernando Romay o Rafael Rullán, apadrinando a las dos crías de jirafa, nacidas el pasado mes abril, y bautizadas con el nombre de Masái y Kenia.
El macho y la hembra pertenecen a una de las dos subespecies más amenazadas en África, la Jirafa de Rothschild, que junto a la jirafa de África Occidental están consideradas en peligro, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En la actualidad, se calcula que la población de jirafas Rothschild tan sólo alcanza 1.100 ejemplares en estado salvaje y menos de 500 en zoológicos.
El nacimiento de las dos crías en abril supone un éxito reproductivo en el Programa Europeo de Cría y Conservación de esta especie (EEP) que se lleva a cabo en Zoo Aquarium de Madrid, que ya ha logrado el nacimiento de cuatro ejemplares en 2012 y 2014.
En 1998, la UICN, calculaba un censo total de jirafas en África que no superaba 140.000 ejemplares.
Estas cifras en los últimos 14 años se han ido reduciendo de forma alarmante, hasta en un 65%, a consecuencia de la pérdida y fragmentación de su hábitat, el furtivismo, las enfermedades y el impacto de la guerra y los conflictos civiles, según las fuentes.

La afición de Japón enamora a Brasil

Los nipones limpian las gradas después de los partidos de su selección y los hinchas brasileños comienzan a seguir su ejemplo

El hábito de la afición de Japón de limpiar las gradas de los estadios después de acompañar partidos de su selección de fútbol ha encantado a Brasil y al mundo, que destacan a los seguidores nipones como un ejemplo de disciplina y educación digno de ser seguido.
Ni siquiera la derrota ante Costa de Marfil, sufrida en el debut de ambos en el Mundial de Brasil 2014, en la ciudad de Recife, hizo desistir a los nipones de su costumbre de recoger los residuos arrojados al suelo en el fragor del partido. Sin hacer ningún aspaviento, japoneses de todas las edades recogen uno a uno los desechos -vasos plásticos, papeles, restos de guirnaldas- y los colocan dentro de bolsas plásticas que tuvieron la precaución de llevar consigo al estadio.
La escena, que recorrió las redes sociales con numerosos mensajes de admiración, se repitió el jueves al término del partido ante Grecia, que terminó en empate sin tantos. Tanta admiración generó la actitud en el país anfitrión, que llegó a contagiar a hinchas de la «canarinha. Al término del choque del jueves, varios brasileños fueron vistos colaborando con los japoneses para dejar las tribunas del estadio Arena das Dunas de la ciudad de Natal tal como lo encontraron antes del choque ante los africanos. Uno de los brasileños que imitó a los japoneses dijo que los propios nipones le suministraron la bolsa plástica en la que puso los residuos recogidos.
Fue la hinchada organizada japonesa «Ultras Nippon» -una versión pacífica y oriental de las barras bravas- la que se encargó dedistribuir por decenas las bolsas plásticas a los aficionados. Para los japoneses, en tanto, no dejar desperdicios tirados en un lugar público es «natural». «Todos los japoneses hacemos eso en cualquier lugar. Puedo decir que lo aprendimos de niños. Es cultural», explicó un hincha de los «samurai azules».

También críticas

Entre tanta aprobación, el hecho encendió también la polémica. Laescritora japonesa Mayumi Tanimoto, residente en Londres, cuestionó a sus compatriotas, quienes a su entender deberían ajustarse a las costumbres de los países que visitan. Tanimoto asegura que el encargarse de tareas que corresponden a personas «a las que se les paga por hacerlas» puede llevar a que pierdan sus trabajos. La opinión de Tanimoto recibió una oleada de críticas. Millares de internautas cuestionaron sus dichos y realizaron una férrea defensa de la costumbre del país oriental, que si bien no logró brillar aun dentro de las canchas, cosechó admiración y elogios en las tribunas.

miércoles, 11 de junio de 2014

Las cataratas de Iguazú cierran por una histórica avalancha de agua

Las pasarelas y miradores permanecen sumergidas bajo el agua. Estas fotos espectaculares muestran el estado del río

La fuerte crecida del río Paraná, provocada por las intensas lluvias en la región, ha dejado fuera de uso todos los senderos y circuitos»del Parque Nacional Iguazú, en la provincia argentina de Misiones (noreste). El río Iguazú, límite natural entre Argentina y Brasil, presenta «una crecida de una magnitud tal que hubo que cerrar todos los senderos y circuitos», señalaron portavoces de la empresa Iguazú Argentina.
De acuerdo a las informaciones de los trabajadores del Parque Nacional Iguazú, el nivel del agua ha alcanzado su máximo estimado durante la tarde del martes 10; «esperando que en las próximas jornadas se produzca el escurrimiento natural de la crecida y la bajante permita el inicio de las tareas de reparación de los circuitos afectados».
Las cataratas de Iguazú cierran por una histórica avalancha de agua
Los 275 saltos que componen las cataratas que reciben el nombre del río (en lengua guaraní «agua grande») presentan un caudal de 46.300 metros cúbicos por segundo, debido a las intensas precipitaciones en el sur de Brasil. Lo habitual son 8.000, según ha dicho a AFP Fabián Sosa, uno de los responsables del parque.
Desde que comenzaron las mediciones del movimiento en la cuenca del Iguazú, la marca máxima registrada fue durante las inundaciones de 1992, con 36.000 metros cúbicos por segundo, unos 10.000 menos que la medida actual.
Las fuentes consultadas aseguraron que, mientras persista el fenómeno natural, «la entrada al parque es gratuita» ya que los visitantes no pueden realizar el recorrido completo por el complejo.
Las cataratas de Iguazú cierran por una histórica avalancha de agua
REUTERS/RAUL PUENTES
Uno de los principales recorridos afectados por las inundaciones es el que conduce al mayor salto del parque, conocido como la«Garganta del Diablo». Cuando el río Iguazú tiene un caudal normal, las barandas de las pasarelas están levantadas y permiten la circulación del visitante hasta el mirador donde se puede contemplar el gran salto de agua. Pero cuando sube, estas estructuras se rebaten para permitir que el flujo de agua pase libremente, reduciendo la resistencia al agua y a los elementos flotantes que arrastre el caudal