"Se pueden hacer batidos estupendos con un poco de baobab en polvo, jugo de manzana, yogur natural y un puñado de arándanos".
El chef Malcolm Riley, de origen zambiano, reside actualmente en Reino Unido y es un verdadero entusiasta de las propiedades nutricionales que se pueden encontrar en los recursos de árboles africanos.
Además de ofrecerles una deliciosa variedad de alimentos a los consumidores más ricos, los recursos presentes en árboles como el baobab y la moringa están ayudando a prevenir la desnutrición durante las temporadas de hambruna.
La región del Sahel -que se extiende a través del norte del continente africano entre el Océano Atlántico y el Mar Rojo- se enfrenta a largos períodos de sequía año tras año.
En el orfanato Reo, en Sanguié, en el suroeste de Burkina Faso, la moringa es fundamental en el menú de los niños.
Conocido localmente como el "árbol del paraíso", gran parte de la planta es comestible. Sus hojas son ricas en vitaminas A, B y C.
Cada 100 gramos de hojas frescas de moringa contienen cuatro veces la cantidad de calcio presente en la misma cantidad de leche.
Marie Bassole, enfermera y directora del orfanato, dice que los niños que comen moringa tienen menos posibilidades de sufrir de desnutrición.
"Hay una gran diferencia entre los niños que se alimentan de moringa y los que no. Además, las personas que contraen malaria se curan antes si la moringa hace parte de su dieta".
Cuscús de hojas
En Barbouli, en el noroeste de Burkina Faso, hay un centro de alimentación de emergencia.
La desnutrición hace parte de la realidad del 40% de la población rural que vive en condiciones de pobreza.
Las familias se quejan de las malas cosechas y cuentan cómo ellos y sus hijos tienen que sobrevivir con sólo una comida al día.
A una hora de distancia, en la localidad de Bangmiogo, vive Aicha Oudrago con sus cinco hijos.
Cada día, a la hora del amanecer, se va del pueblo con un grupo de mujeres para recoger hojas de baobab.
"Después las combinamos con harina para hacer cuscús. También cocinamos las semillas, las hervimos en agua caliente, como si fueran guisantes verdes", cuenta.
Aicha dice que durante la temporada de sequía dependen en un 80 a 90% de los recursos de los árboles: "nos comemos las dawadawa (frutas) cuando maduran y en la época de lluvias hacemos manteca de karité".
Yacouba Ouedrago es el director regional de la fundación caritativa Tree Aid, que se encarga de informar sobre los beneficios nutricionales y económicos de los alimentos encontrados en árboles indígenas.
El baobab es uno de los más promovidos, ya que puede sobrevivir incluso si no llueve en 10 años.
El interior del baobab es seco, contiene un 0,3% de humedad. Su contenido se asemeja a los terrones de azúcar y al tamizarlos, se convierten en un polvo con un sabor único.
Moringa mágica
Malcolm Riley recuerda que cuando era niño ignoraba la fruta, prefería comerse un jugoso mango cuando era la temporada.
Pero ahora le encanta crear recetas a partir del polvo, desde bizcochos hasta mermeladas.
"Su alto contenido en pectinas aporta espesura. Si se usa para hacer helado se pueden añadir menos productos lácteos y menos azúcar de lo normal".
El sabor ahumado de las hojas de moringa va muy bien con tomates, cebolla y sal, aunque a algunos les gusta añadirle crema de cacahuate o maní.
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