domingo, 5 de julio de 2015

La Amazonía necesita del desierto Sahara para sobrevivir

Tiene nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas. Se midió además la cantidad de polvo procedente de África
desierto-sahara
desierto-sahara
 Un antiguo proverbio chino dice que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami en otra parte del mundo. Y aunque pudiera sonar desproporcionado o exagerado, a medida que la ciencia amplía el conocimiento sobre fenómenos climáticos y atmosféricos, se comprueba que los ecosistemas de las distintas partes del mundo están más interconectados de lo que imaginamos.
Así, una de las regiones más áridas del planeta, el desierto del Sahara contribuye con la exuberante forma de crecer de la selva amazónica. Los científicos han conocido por mucho tiempo que el polvo desértico africano viaja atravesando países y que incluso una parte se deposita en el Océano Atlántico antes de depositarse en la Amazonía en Sudamérica, Norteamérica, y otras regiones.
Abono en polvo
No se sabía su función y mucho menos la cantidad de este material que se transportaba cada año, pero hoy se sabe que el polvo desértico es rico en fósforo, un nutriente que permite a las plantas crecer frondosas.
El gran desierto del Sahara se extiende por Argelia, Egipto, Libia, Mali, Mauritania, Níger y Chad. Es de este último de donde proviene el polvo rico en fósforo. Específicamente, sale de la cuenca Bodéle, considerada la zona más polvorienta del mundo, y cuyas arenas están compuestas por un número mayor de nutrientes con respecto a otra región del desierto.
En los últimos años, nuevas herramientas de análisis químico han demostrado que la riqueza de fósforo de las arenas de esta región es treinta veces mayor a la que se pensaba. Pero los científicos necesitaban saber la cantidad de polvo transportado para medir el impacto en el rico ecosistema amazónico.
amazonas
Esta semana se divulgó un estudio en la revista “Geophysical Research Letters”, liderado por Hongbin Yu, científico atmosférico de la Universidad de Maryland. En el trabajo se detalla por primera vez que 27,7 millones de toneladas de polvo se depositan sobre la cuenca del Amazonas cada año.
La medición se pudo realizar gracias al satélite de observación atmosférica Calipso, de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA), mediante un seguimiento desde el 2007 y con el uso de imágenes en 3D. Con esta cantidad, indica la agencia, se podrían llenar 104.908 camiones tipo tráiler.
Si este nuevo conocimiento afianza la idea de que la naturaleza tiene una inteligente forma de regularse, sorprenderá saber que de esa cantidad, 22 mil toneladas corresponden a fósforo; equivalente a la cantidad de este nutriente que la selva amazónica pierde por efecto de la lluvia o las inundaciones, de acuerdo con el profesor Yu.
“Este es un mundo pequeño y todos estamos conectados entre sí”, afirma el experto y no se equivoca. El agua que da vida a la selva, también lava su suelo y le quita el fósforo. Por eso, la superficie amazónica se vuelve pobre en fósforo y necesita un abono natural. Este llega luego de viajar más de 3.500 kilómetros.
NUTRE A SU PASO
Parte de este polvo alimenta también el fitoplancton del Océano Atlántico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario