Aditivos y «productos milagro» supuestamente logran reducir los litros que gastamos por kilómetro. En realidad estas son las auténticas claves que te servirán para ahorrar combustible
Hasta la crisis energética del 73 cuando los países árabes en guerra con Israel empiezan a subir el coste del petróleo no se pensaba en que se podían desarrollar coches que consumiesen menos. Había dinero y una necesidad por proporcionar por un lado coches a todo el mundo y por otro, coches potentes que cumpliesen las expectativas de toda una clase emergente con dinero en la que el coche era sinónimo de libertad.
En aquellos tiempos sólo se pensaba en producir más y más y menos o casi nada en reducir el consumo de los mismos. Pero es a partir de ese momento cuando se empieza a pensar en que el petróleo no es infinito y hay que buscar la forma de reducir un consumo desmedido si se quieren seguir produciendo en las cantidades que se hacía. Más tarde, hacia los ochenta con la concienciación ecológica los constructores empiezan,apremiados básicamente por las leyes anti contaminación que los organismos nacionales, europeos, japoneses o americanos imponen, a reducir con decisión los consumos. Y también, claro, la crisis actual que obliga al comprador a buscar modelos que no le vaya a sacar las tripas cada vez que se acerca a llenar el depósito.
¿Qué significan los datos que aportan los fabricantes, son verdad, o nos engañan con cifras imposibles?
En principio son verdad pero tienen algo de truco, aunque sin mala intención por parte de nadie porque es un problema de difícil solución y más si tienen que contentar a todo el mundo. Los datos que ofrecen todos los fabricantes sin excepción están basados en unos estudios que se realizan de forma independiente por un organismo «en nuestro caso de la Comunidad Europea» llamado New European Driving Cycle que se encarga de homologar todo coche nuevo que se va a poner a la venta. Y digo todos porque se tienen en cuenta incluso si llevan diferentes medidas de llantas, faldones o alerones especiales o cualquier elemento que distinga a una versión de otra dentro del mismo modelo de coche y evidentemente cada motor tanto de gasolina como diésel o ahora híbridos o eléctricos.
El problema surge de que este tipo de estudio no se realiza en condiciones de tráfico real «algo probablemente imposible por la cantidad de modelos y versiones» sino que los coches a homologar «simplificando un poco» se montan sobre unos rodillos y se hacen funcionar durante un número de kilómetros determinado con paradas y arranques simulando la realidad y durante sólo unos minutos, ni siquiera una hora o los supuestos cien kilómetros sobre los que se hace la media. Y aquí viene el problema o la posible creencia de que nos engañan. Cuando compramos el coche y salimos a circular con él, es poco menos que imposible obtener un consumo siquiera parecido.
Prácticamente nunca vamos a encontrarnos en una situación parecida a las condiciones en que se realizan estas pruebas con una humedad controlada, una temperatura constante, sin tráfico, con poco peso, etc.
El punto a favor de los fabricantes es que todos, absolutamente todos los coches y versiones que crea cada fabricante tanto en Europa como los que vienen del resto del mundo pero se quieren vender aquí han de pasar por el mismo proceso de homologación con lo que al final el consumo aunque sea en unas condiciones ideales e irreales resulta verdadero.
2, 3,4, 6, 8 cilindros, ¿qué motores consumen menos?
En busca de ese consumo mínimo, además de reducir el peso con nuevos materiales más ligeros y resistentes, la industria del automóvil ha encontrado en el término inglés «downsizing» o «reducción del tamaño» su razón de ser para el futuro inmediato. Es decir, hacer motores más pequeños que reduzcan el consumo. Por eso estamos viendo que en prácticamente todas las marcas que antes teníanmotores de 8 cilindros se pasan a los seis «en China los 8 cilindros pagan muchos más impuestos que los de 6 y eso hace que marcas como Land Rover hayan desarrollado nuevos motores de seis cilindros para poder vender en un mercado tan importante». Los que llevaban seis ahora tienen 4 y muchos coches que disfrutaban de motores de cuatro cilindros ahora vienen con tres o dos. Y gracias a la tecnología «en muchos casos turbos» se consiguen mejores prestaciones y más potencia. Pero como en casi todo hay truco. Por ejemplo el nuevo Audi A4 TFSI de 2.0 litros de 190 caballos consume menos (consumo homologado) que el 1.4 TFSI de 150CV, porque a una velocidad constante «a la misma velocidad» el motor más grande «trabaja más relajado». Por tanto hay que tener en cuenta qué uso le vamos a dar a nuestro coche. Si vamos a usar el coche básicamente en ciudad un 3 cilindros gastará muy poco pero si vamos a salir mucho por carretera un cuatro cilindros seguramente a la misma velocidad consuma bastante menos porque va a funcionar a un régimen de giro más bajo, menos revolucionado.
Gasolina o diésel
El tremendo dilema que todo comprador se plantea no debería ser tal. Es cuestión de saber cuántos kilómetros realizamos al año para decidirnos por cual tenemos que comprar.
En principio y a misma potencia y equipamiento los diésel salen más caros y ahí es donde tenemos que hacer nuestros números. Como principio se puede decir que para rentabilizar el precio extra del motor diésel hay que recorrer al menos 15.000 kilómetros al año. Si no los vamos a recorrer entonces merece la pena comprar un gasolina.
Otra teoría es que el combustible diésel es más barato y hay quien prefiere desembolsar más dinero en la compra y llenar el depósito con menos dinero pero, sea como sea, si echamos números sale más caro si no hacemos esos 15.000 kilómetros/ año.
Cómo consumir menos
Consumir menos durante la conducción es relativamente difícil en ciudad y más fácil en carretera, aunque en cualquier caso requiere de una atención constante.
En ciudad porque si estamos en un atasco permanente, sólo si llevamos un sistema de arranque y parada, evitaremos siempre un consumo excesivo sin desplazarnos. Y aún así si hace mucho calor en el exterior estos sistemas dejan de actuar si le requerimos un trabajo extra al aire acondicionado.
En carretera es más fácil reducir el consumo. Aunque por norma general conviene ir en la marcha más larga, eso no quiere decir que debamos meter sexta o quinta y recorrer los 500 kilómetros del viaje sin cambiar. Los coches más modernos ya viene con un avisador de cambio de marcha que nos indica en qué marcha debemos circular según la velocidad y circunstancias del tráfico. Es decir, podemos ir en sexta o quinta llaneando pero no subiendo un puerto. El quid de la cuestión está en elegir siempre la marcha adecuada para que el motor funciones de la forma más eficiente porque si no, le hacemos trabajar mal y terminamos consumiendo más de la cuenta.
Tampoco deberíamos apurar las velocidades salvo caso necesario. Se recomienda cambiar a las 1.500 o 2.000 revoluciones por minuto en los diésel y entre las 2.000 y las 2.500 en los gasolina pero en este caso es muy importante recordar que a esas revoluciones por muchos caballos que tenga nuestro coche no estarán si los necesitamos. Tendremos que reducir para tener la potencia que anuncia el fabricante.
Además, no conviene si observamos que vamos a tener que frenar seguir acelerando, podemos dejar ir el coche sin quitar la marcha. Los últimos modelos de Porsche «y casi todos los del Grupo Volkswagen» incorporan una tecnología denominada conducción a vela que desconecta el motor de la caja de cambios y permite recorrer muchos metros una vez que el coche está lanzado sin ningún consumo simplemente levantando el pie del acelerador.
El precio fuera de España
Es complicado comparar el precio del combustible en España y los países de nuestro entorno, pero tanto los portugueses como los franceses de la frontera se pasan a España a llenar sus depósitos, los alemanes tienen aproximadamente el mismo precio que nosotros y en Italia por ejemplo hemos visto en dos gasolineras distanciadas apenas doscientos metros una diferencia de más de 20 céntimos por el mismo litro. En los países del norte es mucho más cara, aunque en Austria llega a ser más barata y en los EEUU es casi dos tercios más barata que aquí. Por tanto si vamos a salir de viaje por Europa conviene llenar el depósito en la frontera y calcular la vuelta para volver a llenarlo nada más volver.
Aditivos que reducen el consumo
En principio no deberíamos añadir nada a nuestros depósitos. Los coches ya llevan una tecnología probada por el fabricante para funcionar perfectamente muchos años y kilómetros sin tener que añadir nada extra. Eso si, tenemos que cumplir escrupulosamente con lo que nos indica el fabricante en los cambios de aceite que si son fundamentales para el correcto mantenimiento del coche y debemos echar el indicado ateniéndonos al uso que vayamos a darle y por ejemplo aunque no se cumplan todos los kilómetros indicados, si tenemos el coche parado conviene cambiar el aceite todos los años para que todas las piezas del motor estén lo mejor lubricadas posible.
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