Frente a los efectos que el cambio climático traerá sobre el planeta, el reconocido biólogo colombiano Camilo Mora, docente e investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Hawái, asegura que el mundo ha seguido un proceso que va de mal a peor.
“Al principio –explica Mora– la controversia giró en torno a si el calentamiento existía o no. Muchos de quienes lo negaban empezaron a aceptarlo, pero ahora afirman que traerá efectos positivos. La verdad es que no nos están contando toda la película”.
El biólogo se refiere, puntualmente, a los resultados de estudios que apuntan a que el aumento de los niveles de dióxido de carbono (gases de efecto invernadero, que inciden en el aumento de la temperatura global) en realidad podría beneficiar el crecimiento de las plantas, hasta cierto punto. E insiste en que esa no es toda la historia.
Recientemente, la revista PLoS Biology publicó una investigación de Mora y sus colegas de la Universidad de Hawái, sobre las consecuencias reales que traerá el cambio climático y lo que debe hacerse desde ya para evitar escenarios irreversibles.
Las conclusiones de este trabajo no pasaron inadvertidas y, de hecho, grandes medios, como The Washington Post y Time las destacaron. No es para menos: el enfoque no solo aborda la transformación del clima y las implicaciones ambientales, también las consecuencias sociales y políticas, que, a su juicio, no tardarán en darse.
De este tema habló Mora, en entrevista con EL TIEMPO.
¿Cómo es eso de que el calentamiento global puede beneficiar a las plantas?
Algunos estudios constatan que el aumento de dióxido de carbono y de las temperaturas que trae consigo el cambio climático podría favorecer su crecimiento. El argumento de estas investigaciones es que, a medida que el planeta se calienta, las zonas frías tendrán más días buenos al año para que los cultivos crezcan. Esto sí es verdad, hay lugares del planeta que se están calentando y, en consecuencia, las plantas están creciendo mejor.
Eso no parece malo...
Pues esto tendría sentido para muchos, porque a medida que el planeta se calienta, aquellos países de mayor latitud tendrán mejores condiciones para el crecimiento de sus cultivos; sin embargo, este argumento es muy reducido. La situación de Colombia, por ejemplo, es distinta: sabemos que aquí no nos afectan las bajas temperaturas; por el contrario, nos molestan el exceso de calor y la sequía.
¿Qué tanto se agudizará el calentamiento si no se reducen las emisiones de carbono que lo potencian?
Nuestro estudio indica que si los seres humanos no disminuyen las emisiones de carbono, la agricultura sería uno de los sectores más afectados, puesto que la Tierra podría perder un importante número de días de cultivo adecuados por año.
¿Qué buscaban con este trabajo?
Queríamos saber cómo sería, en el escenario de un aumento del calentamiento global, el periodo que las plantas usan para crecer. Y encontramos que, en el mundo, los días óptimos para que las plantas crezcan se van a reducir en un 11 por ciento para el 2100. Aunque, en general, suena poco, lo cierto es que el impacto no será igual en todas las zonas de la Tierra. Por ejemplo, y para hacernos una idea, se proyecta que en Colombia vamos a perder entre 150 y 200 días óptimos; mejor dicho, en ese periodo las plantas no tendrán un ambiente adecuado para sobrevivir. Si hoy tenemos un año entero para cultivar, en el año 2100 tendremos menos, porque el clima será muy seco y muy caliente.
¿Cómo nos va a afectar esto?
Las plantas nos dan de comer, los seres humanos dependemos de ellas. Además, la economía y el empleo de muchos países dependen de las actividades agrícolas. Encontramos que dos billones de personas están viviendo en lugares (casi todos en países en vías de desarrollo) donde se van a reducir los días buenos para cultivar. En otras palabras: más del 30 por ciento de la población mundial padecerá por la reducción de empleos y disminución de ingresos de las economías locales.
Camilo Mora trabaja como docente e investigador del departamento de Geografía de la Universidad de Hawái. Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
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Es decir que la influencia del cambio climático será diferente en los trópicos que en los polos...
El cambio climático es una película, y no nos han contado ni la mitad. Los polos se van a calentar y habrá más días adecuados para que las plantas crezcan, porque ya no a estarán congeladas. Pero los cultivos van a carecer de luz solar para su crecimiento; tendrán la temperatura, pero no la luz adecuada. Los beneficios que se esperan no existirán. A los trópicos, por otro lado, no los afecta el frío sino el calor; según las proyecciones, la temperatura aumentará hasta 30 grados centígrados en promedio. Los cultivos no serán productivos, porque el agua disminuirá y habrá mucho calor; además, las zonas que hoy son muy húmedas tendrán más días lluviosos, y eso también es nocivo para los cultivos. Llegaremos a extremos climáticos: muy seco y caliente, o muy caliente pero con mucha agua.
¿Qué países se beneficiarían con el cambio en la temperatura?
Rusia, China y Canadá, por ejemplo, tienen latitudes demasiado altas, allí el calentamiento global resultará positivo. Sin embargo, el resto del mundo no será tan afortunado, y los lugares que se ven más afectados superan en cantidad a los lugares que se benefician. En el resto del mundo, donde las plantas viven en el límite de sus condiciones para crecer, un aumento adicional en la temperatura significaría matar los cultivos. En los trópicos las condiciones climáticas ya están muy cerca de este panorama, por lo que no pasará demasiado tiempo antes de que las plantas comiencen a declinar.
¿En realidad se puede modificar ese panorama?
Planteamos varios escenarios, y encontramos que solo reduciendo las emisiones de carbono se puede cambiar el panorama a uno más favorecedor. Si disminuimos este tipo de contaminación, ninguna proyección de las que estamos hablando sería tan dramática; pero todo parece indicar que seguiremos con la trayectoria que llevamos.
Tengo entendido que también analizaron las implicaciones políticas de esos cambios...
Una de las cosas que pienso, y no es un chiste, es que esos países que se beneficiarán con el cambio climático serán los únicos con la capacidad de alimentar al resto mundo. Los pobres son los que más van a sufrir, y tendremos que depender de otros. Ese poder estará en manos de muy poquitos. Estas desigualdades podrán resultar en migraciones humanas masivas en el futuro, porque la gente comenzará a trasladarse a zonas más fértiles para sobrevivir.
Paradójicamente, las naciones que tendrán menos impactos negativos son hoy las responsables de gran parte de las emisiones que han llevado a este cambio climático. Esto sugiere que deberíamos empezar a ser mejores amigos de los canadienses, por ejemplo.
Si seguimos como vamos, ¿cuándo se harán notorios esos cambios?
Los cambios se empezaron a notar hace diez años. El año pasado, en Colombia hubo una sequía tremenda y murieron miles de animales. Esos son ejemplos tangibles de que el cambio climático se nos está viniendo encima. En la India miles de personas fallecieron el mes pasado por las altas temperaturas. En Estados Unidos, en el 2005, una ola de calor le quitó al país la capacidad de producir maíz; pese a la tecnología y al presupuesto, no pudieron controlar este fenómeno. En este momento varias zonas California están sin agua. Estas no son cosas que van a pasar en 100 años, los investigadores hacemos proyecciones, pero esto lo estamos viviendo todos los días, esto ya está pasando.
Y si detuviéramos las emisiones de carbono, ¿se revertirían los daños o ya no se puede?
El cambio climático es como un carro que va a alta velocidad: así frenemos, seguirá desplazándose un poco hacia adelante. Eso se llama inercia climática. Estamos a tan alta velocidad que, incluso si paráramos hoy, esto seguiría por algunos años. Pero es momento de frenar, porque la idea es no estrellarnos.
¿Qué otras maneras hay de prevenir los escenarios dramáticos descritos hasta ahora?
La solución más obvia es que los países se comprometan a reducir las emisiones de carbono. Los colombianos tenemos que ponernos la mano en el pecho y comprometernos a no seguir dañando nuestros ecosistemas. El sector industrial debe hacer algo bueno por el país y por el ambiente, porque sus actividades aumentan la deforestación y los niveles de erosión. Nadie parece ser consciente de eso. También se debe tener control de los alimentos que se cultivan; por ejemplo, variar el producto para que el crecimiento pueda prosperar bajo condiciones más secas y cálidas, y hacer un buen riego para minimizar los efectos de la sequía.