El sur de California, en el oeste de EE.UU., es conocido en todo el mundo por playas como la de Malibú, Santa Mónica o Venice, que atraen cada año a millones de turistas y aficionados del surf.
Estas playas se encuentran en el área metropolitana de Los Ángeles, la segunda más poblada del país.
Ello hace que no sea extraño que, por ejemplo, cuando llueve las autoridades tengan que restringir durante varios días las zonas de baño, debido a la gran cantidad de contaminantes de todo tipo que acaban en el océano y que representan un peligro para la salud.
Para conocer los efectos de esa contaminación y saber cuándo es seguro que se permita de nuevo el baño, un grupo de científicos estadounidenses y mexicanos ha decidido teñir de rosa las aguas de varias playas del sur de California y de la localidad fronteriza de Tijuana.
La investigación, encabezada por expertos del Instituto de Oceanografía Scripps de San Diego, consiste en lanzar al mar grandes cantidades de un tinte rosa fluorescente inocuo para analizar desde tierra, mar y aire cómo se comporta esta sustancia.
Igual que si se tratara de contaminación real, van a registrar hacia dónde se mueve y lo que tarda en diluirse en el agua.
Con al información que obtendrán, esperan poder crear modelos computacionales que ayuden a las autoridades de ciudades costeras de todo el mundo a decidir durante episodios de contaminación, qué playas se deben cerrar al baño y qué ecosistemas están en peligro.
Calidad del agua
"En el sur de California, igual que en muchos otros lugares del mundo, tenemos un problema con la calidad de las aguas costeras", le cuenta a BBC Mundo Falk Feddersen, el experto del Instituto Scripps que encabeza este estudio.
"Cuando llueve, e incluso sin que llueva, en ocasiones las playas se contaminan con sustancias tóxicas y se tienen que cerrar al público. Esas sustancias se mueven en diferentes direcciones y se disuelven en el agua. Con este estudio, lo que queremos saber es cómo evoluciona esa contaminación".
Según explica Feddersen, en la actualidad "lo que generalmente hacen las autoridades es analizar la calidad del agua realizando análisis, cuyos resultados tardan 24 horas".
"Así que a veces se deja una playa abierta durante 24 horas a la espera de los resultados de esas pruebas, cuando en realidad el agua no es segura para el baño".
"Y a la inversa, a veces se ordena el cierre de una playa después de que llueva a la espera de obtener los resultados de los análisis, cuando quizás el agua no está contaminada".
"Así que con nuestro experimento, lo que queremos es rastrear la contaminación y saber cómo se mueve y cómo se diluye. Con esa información podremos crear modelos parecidos a los modelos meteorológicos, para predecir los efectos de la contaminación".
Feddersen asegura que esperan que un día sea posible consultar en internet la previsión de calidad del agua en una playa determinada, igual que se hace con el clima.
"Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero las pruebas que estamos realizando estos días servirán de base para crear esos modelos", explica el experto.
"Los problemas de calidad del agua se dan en cualquier lugar en el que haya una gran concentración humana, ya que muchos contaminantes acaban en el mar. Así que esperamos que nuestro estudio pueda ser aplicado en playas de todo el mundo".
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