En el centro o en la periferia, 10 ciudades latinoamericanas y del Caribe cultivan plantas y crían animales para alimentación.
Y esto, según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), supone una buena noticia.
En un informe que acaba de difundir, la FAO observa un crecimiento de las prácticas urbanas de agricultura.
El trabajo se basa en los resultados de una encuesta llevada a cabo en 23 países y en los datos de 110 ciudades y municipios.
"Se estima que más de 800 millones de personas están involucradas en agricultura urbana y periurbana", dijo Makiko Taguchi, agrónoma de FAO.
Taguchi explicó que en los países industrializados, el cultivo en las ciudades se practica casi como un "hobby". En los países en vías de desarrollo, en cambio, la agricultura urbana surge de la necesidad.
Estas son, de norte a sur, las ciudades "verdes" destacadas por la FAO que incluyen o fomentan la agricultura doméstica y urbana como una forma sostenible de garantizar la seguridad alimentaria.
La Habana
Forzados por el llamado período especial, la crisis económica posterior a la caída de la Unión Soviétiva que condujo al racionamiento de alimentos y a crecientes índices de malnutrición, los habitantes de La Habana iniciaron la siembra de productos alimentarios en cualquier espacio disponible, dice la FAO en su informe.
Pronto la agricultura urbana pasó a ser una prioridad nacional.
En la actualidad, La Habana es la reina de las ciudades "verdes": 90.000 residentes practican la producción de alimentos, ya sea cultivando huertos caseros o trabajando en los huertos y las granjas pecuarias comerciales de la ciudad.
La agricultura urbana y periurbana suministró en 2013 alrededor de 6.700 toneladas de alimentos para casi 300.000 personas en escuelas, centros de salud pública y hospitales.
Según la investigación de la FAO, "La Habana ha agregado una palabra nueva —organopónicos, un sistema de cultivo ecológico— al vocabulario de la agricultura urbana y se ha convertido en pionera en la transición global hacia una agricultura sostenible que produce 'más con menos'".
Ciudad de México
El área metropolitana de la Ciudad de México conforma una de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo.
La mayor parte de la agricultura del Distrito Federal de México puede calificarse como periurbana e incluso suburbana. Pero aunque incipiente, la producción urbana de alimentos está aumentando.
El gobierno del Distrito Federal está promoviendo la agricultura sostenible en las zonas rurales y la producción de alimentos en la propia ciudad.
Como ejemplo, se menciona el Huerto Romita, un espacio comunitario situado en el corazón de la ciudad para la producción de hortalizas orgánicas.
También menciona el informe diversas iniciativas públicas y privadas para crear "azoteas verdes".
Entre ellas, un programa de la Secretaría de Medio Ambiente ha ayudado a instalar camas de plantas suculentas en más de 12.300m2 de azoteas, en escuelas, hospitales y museos.
Antigua y Barbuda
Aunque este país formado por dos islas, Antigua y Barbuda, se clasifica como de "ingreso alto no perteneciente a la OCDE", un estudio de 2007 reveló que el 28% de la población del país vivía en condiciones de indigencia o pobreza o se encontraba en riesgo de caer en ella.
Siete años más tarde, el programa nacional de horticultura doméstica produce 280 toneladas de hortalizas anualmente y se considera un factor clave para alcanzar el objetivo Hambre Cero en el país caribeño.
Gracias a este programa, el 10% de la población consume alimentos producidos en casa. La meta es cultivar 1.800 toneladas anuales de hortalizas en los patios de los ciudadanos.
Tegucigalpa
Honduras está entre los países más pobres del mundo y tiene una de las tasas más elevadas de pobreza urbana de la región de América Latina y el Caribe.
En la capital Tegucigalpa, con 1,2 millones de habitantes, casi la mitad del área urbana consiste en asentamientos informales.
En 2009, se seleccionaron cuatro de estos asentamientos para un proyecto pionero para crear huertos familiares en los patios.
El impacto del proyecto, dice el informe, ha permitido mejorar la nutrición familiar a las comunidades.
Como resultado, hay abundantes cosechas de rábano, cilantro, lechuga y pepino y grandes ahorros en los gastos alimentarios de las familias.
Managua
Nicaragua ha demostrado el compromiso más firme con la agricultura urbana y periurbana entre los países centroamericanos, dice el texto de la FAO.
Un programa del gobierno pretende establecer 250.000 huertos domésticos en las ciudades de todo el país.
El plan es crear huertos familiares y bancos comunitarios de semillas, brindar a los productores urbanos pobres capacitación, acceso a insumos y asistencia, y desarrollar tecnologías de riego para superar la escasez estacional de agua.
Las bases de este programa se iniciaron en 2010 en dos de las áreas más pobres y más densamente pobladas de Managua.
Allí, los participantes aprendieron buenas prácticas hortícolas en centros de capacitación, que luego aplicaron en sus patios, como el enriquecimiento del suelo con fertilizantes obtenidos con la fermentación anaeróbica de desechos domésticos.
Muchas familias duplicaron el consumo de hortalizas gracias a la producción sostenida.
Quito
En la capital ecuatoriana se acordó en el año 2000 la primera declaración que llama a las ciudades de la región a "comprometerse decididamente con la agricultura urbana".
Aunque la producción de alimentos estaba extendida entonces en Quito gracias a las sucesivas oleadas de migrantes indígenas andinos, no estaba contemplada por las autoridades municipales.
En barrios de la ciudad y en asentamientos de laderas y barrancos, muchos de los nuevos habitantes de la ciudad recurrían a la agricultura a pequeña escala para alimentar a sus familias.
Pero tras 14 años y gracias a un proyecto de agricultura urbana participativo en toda la ciudad, Quito es una de las capitales más verdes de la región: según el último recuento tiene 140 huertos comunitarios, 800 huertos familiares y 128 huertos escolares.
El proyecto piloto se inició en el barrio El Panecillo, una colina en pleno centro de la ciudad, según recoge la investigación de la FAO.
Ahora, el programa municipal proporciona a los vecinos de 32 parroquias de la ciudad semillas y plántulas, insumos, materiales y formación.
Lima
De acuerdo al informe, la capital de Perú se enfrenta a varios desafíos.
El río Rímac es la base de suministro de agua para sus 9,6 millones de habitantes y se usa para irrigar gran parte de sus 12.500 hectáreas de tierras agrícolas periurbanas.
Pero también es el principal destino de eliminación de residuos. Además, con una población que aumenta en casi 200.000 personas por año, hay más demanda de alimentos y más presión de la expansión urbana sobre las tierras productivas.
Un proyecto propone reducir la presión sobre los recursos hídricos y aumentar la producción de alimentos depurando y reutilizando 300 millones de aguas residuales al año para irrigar zonas verdes y áreas agrícolas.
En 2013, el gobierno peruano inauguró la mayor planta de tratamiento de aguas de América del Sur, con capacidad para tratar el 75% de los efluentes generados en el área municipal y está construyendo otra planta para aunmentar la cobertura al 100 %, resalta la FAO.
Reutilizando la mitad de sus aguas residuales, Lima podría regar 28.000 hectáreas de parques y áreas verdes y cerca de 10.800 hectáreas de terrenos agrícolas, según un estudio de la Comisión Europea.
Además, el gobierno de Lima Metropolitana puso en marcha un programa para promocionar la agricultura urbana en los 43 distritos de la ciudad.
El Alto
A principios de los años 2000, más del 70% de la población de esta ciudad boliviana vivía en situación de pobreza y alrededor del 40% de los niños menores de 5 años estaban malnutridos debido a un consumo extremamente bajo de proteínas animales, frutas y verduras.
La FAO y el gobierno municipal de El Alto desarrollaron un proyecto para promover la producción de verduras durante todo el año en huertos familiares.
Este plan de agricultura urbana ha tenido un impacto duradero y positivo en los barrios más pobres de la ciudad de 890.000 habitantes, asegura el organismo.
En un año, dice el informe, un típico invernadero de adobe de El Alto produce seis cosechas de acelga y rabanito y casi una tonelada de tomates.
Los horticultores ahorran U$60 al mes en la compra de comida y tienen una ganancia de U$15 por la venta de excedentes.
Belo Horizonte
Muchos de los planes ejecutados como parte del Programa Hambre Cero se iniciaron en la década de 1990 en Belo Horizonte, la tercera aglomeración urbana más poblada de Brasil tras Sao Paulo y Río de Janeiro.
Entre ellos se incluyen los proyectos de apoyo a la agricultura doméstica. Según la FAO, estas iniciativas han logrado en los últimos seis años que baje de 50 a 30 millones el número de personas que sufren inseguridad alimentaria en el país.
En Belo Horizonte, el programa de agricultura urbana y periurbana de la Secretaría Municipal Adjunta de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SMASAN), en vigor desde 1998, ha creado 185 huertos de hortalizas y 48 huertos frutícolas.
Hay huertos instalados en escuelas y en centros preescolares, tres huertos totalmente comerciales y huertos no comerciales establecidos en centros de salud y de servicios sociales, residencias de ancianos, centros de acogida y otros servicios públicos, según recoge el estudio de FAO.
Rosario
Con 1,35 millones de habitantes, el área metropolitana de Rosario, junto al río Paraná, es la tercera ciudad de Argentina y una de las más prósperas.
En 2002, y tras la debacle económica de 2001, el gobierno municipal inició un programa de agricultura urbana.
Desde entonces, esta práctica en Rosario ha evolucionado paralelamente a la recuperación económica de Argentina.
Hoy en día, el número de ciudadanos que practican la horticultura es de alrededor de 1.800, de los cuales 250 son productores a tiempo completo organizados en la Red de Huerteras y Huerteros.
La hortalizas que producen son 100% orgánicas y los horticultores cultivan sobre sustratos de compost de alto rendimiento.
Desde 2004, la ciudad celebra anualmente la Semana de la Agricultura Urbana y ha sido reconocida internacionalmente como un ejemplo de la buena integración de la agricultura en el desarrollo urbano.
Según el documento elaborado por los expertos de Naciones Unidas, Rosario es una de las pocas grandes ciudades de América del Sur que han incorporado plenamente la agricultura en su planificación del uso del suelo y en las estrategias de desarrollo urbano.
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