Por su clara orientación a preservar el entorno, la fertilidad del suelo y las cosechas naturales,
la agricultura ecológica supone un cambio sustancial con respecto a la convencional.
Básicamente, se recurre a una serie de técnicas amigables con los ecosistemas para evitar
en lo posible el impacto que, en mayor o menor medida, supone toda explotación agraria.
Las técnicas agrarias se orientan al empleo de recursos renovables y se hacen ímprobos
esfuerzos para controlar las plagas y enfermedades de los cultivos sin utilizar plaguicidas.
Tampoco se usan los abonos químicos, sino naturales (y se cambia el tipo de cultivo o se la
deja descansar para no agotar la tierra) ni por asomo se recurre la transgenia.
Menor productividad
Una menor productividad es el talón de Aquiles de la agricultura ecológica, hoy por hoy, al menos.Sus cosechas lo son en un porcentaje que oscila entre el 5 y el 25 por ciento, dependiendo del tipo
de cultivo, y el esfuerzo del agricultor también es superior.
Carecer de sustitutos tan eficaces como los fertilizantes sintéticos impide alcanzar la misma
productividad, pero en sostenibilidad y salubridad se gana por goleada, lógicamente.
Ganadería ecológica
El concepto de agricultura ecológica también incluye el sector de la ganadería, al menos enel marco europeo. En este caso, se aplican unos principios similares, si bien están
adaptados a la cría de animales.
En concreto, este tipo de ganadería no utiliza antibióticos ni hormonas de crecimiento
e intenta ser una alternativa más respetuosa al sistema de granja industrial.
Por último, se intenta mejorar el bienestar de los animales con una alimentación más sana
(piensos naturales) y teniendo también en cuenta las condiciones del lugar en el que se
les mantiene. En este sector también se produce mucho menos y los precios son más altos,
por lo que la clave está en una mayor conciencia social al respecto.
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