jueves, 27 de agosto de 2015

Resuelven el enigma de los cipreses que resisten incendios

Parcela experimental de cipreses afectada por el incendio de Andilla en 2012Image copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionDe los más de 940 cipreses mediterráneos de la plantación del proyectoCypFire en Andilla, Valencia, sólo el 1,27% entró en ignición en elincendio de 2012. Todas las otras especies se calcinaron.
Los investigadores españoles Bernabé y José Moya no podían creer lo que estaban viendo.
Más de 20.000 hectáreas de bosque calcinadas. Y en el medio de la devastación, un grupo de cipreses verdes y erguidos.
Cuando el fuego destruyó una plantación experimental en Andilla, en la provincia de Valencia, en 2012, los científicos se propusieron descubrir el "misterio" de los cipreses.
"Cuando nos desplazamos a la dantesca escena en aquel trágico verano de 2012, nos asaltaba una gran tristeza y pesar. Estábamos conmocionados ante las dimensiones de la devastación", dijo a BBC Mundo el botánico Bernabé Moya, quien llegó al sitio del siniestro con su hermano José, licenciado en ciencias ambientales, ambos del Departamento de Árboles Monumentales de la Deputación de Valencia.
Pero anécdotas e indicios previos apuntaban a la peculiar resistencia del ciprés mediterráneo.
Ciprés mediterráneo variedad horizontalisImage copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionEl nuevo estudio se basó en el ciprés mediterráneo variedad horizontalis,en la que las ramas se insertan al tronco entre 45 y 90 grados. Tambiénes resistente a un devastador hongo.
"Las observaciones acumuladas a lo largo de los años nos hacían albergar la esperanza de que algunos cipreses habían sobrevivido".
"Al llegar, comprobamos que toda la vegetación circundante formada por encinas, robles, pinos carrascos, pinos rodenos, enebros etc, característica del bosque mediterráneo, estaba completamente calcinada. Pero únicamente el 1,27% de los cipreses mediterráneos había entrado en ignición".
Bernabé y José Moya son dos de los autores de un nuevo estudio que finalmente da respuesta al enigma de los cipreses, luego de tres años de investigaciones de científicos en España e Italia.
El estudio acaba de ser publicado en la edición de este mes de la revista científicaJournal of Environmental Management.

Tests de inflamabilidad

El nuevo estudio demuestra la resistencia del ciprés mediterráneo (Cupressus sempervirens) frente al fuego y su posible aplicación como barrera cortafuego ante los devastadores siniestros que afectan el Mediterráneo.
Pruebas de inflamabilidad Image copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionLas pruebas de inflamabilidad se realizaron en dos laboratorios, el del INIA-CIFOR en España, y el del Instituto para la ProtecciónSostenible de las Plantas, en Florencia, Italia, (IPSP-CNR).
Más de 269.000 incendios, en su mayoría producto de la actividad humana, fueron reportados entre 2006 y 2010 en la región, con más de dos millones de hectáreas de bosque destruidas, según la FAO.
El trabajo internacional es el primero que utiliza tests de laboratorio con una variedad de técnicas no sólo en vegetación muerta o seca, sino en hojas y ramas verdes finas vivas.
Las pruebas fueron desarrolladas en dos laboratorios considerados centros de referencia en incendios y el estudio del ciprés, el laboratorio del Departamento de Selvicultura y Gestión de Sistemas Forestales del INIA-CIFOR en España, y el laboratorio del Instituto para la Protección Sostenible de las Plantas, en Florencia, Italia, (IPSP-CNR).
"En el pasado esta especie no fue estudiada en profundidad o se utilizaron sólo unos pocos parámetros", dijo a BBC Mundo Gianni de la Rocca, investigador del IPSP.

Contenido de humedad

Las pruebas en hojas y ramas vivas revelaron un elemento clave: su alto contenido en humedad (84-96%) durante el período estival, lo que retrasa su entrada en ignición.
Image copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionBernabé y José Moya, del Departamento de Árboles Monumentalesde la Deputación de Valencia. "Cuando nos desplazamos a la dantescaescena en 2012, nos asaltaba un gran pesar. Pero albergábamos laesperanza de que algunos cipreses habían sobrevivido"", dijo a BBCMundo Bernabé Moya.
"A mayor contenido en agua las plantas presentan una mayor resistencia a las llamas", explicó Bernabé Moya.
Bernabé Moya explicó a BBC Mundo que "el tiempo de ignición de las partes vivas del ciprés mediterráneo es entre 1,5 y 7 veces superior, en los tests de laboratorio, al de otras especies forestales mediterráneas como la encina, el enebro común y el pino rodeno".
Además, debido a las dimensiones reducidas de sus hojas, "la hojarasca que genera el ciprés en suelo es muy compacta. La circulación de aire en su interior es menor que en otras especies, como la pinocha de los pinos".
Y esta capa densa y compacta de hojarasca también "actúa como una 'esponja' que retiene humedad", según Della Rocca.

Arquitectura de la copa

Los científicos usaron genotipos seleccionados de una variedad de ciprés mediterráneo, Cupressus sempervirens var. horizontalis, que es resistente a una enfermedad conocida como "chancro del ciprés" causada por el hongo Seiridium cardinale.
Recogiendo muestras de hojarasca de ciprés en la parcela del proyecto CypFire. Image copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionRecogiendo muestras de hojarasca de ciprés en la parcela delproyecto CypFire. La hojarasca es compacta, con menor circulaciónde aire, y funciona como una esponja que retiene humedad.
"Esta pandemia es una amenaza muy peligrosa al ciprés. Hace que mueran grandes porciones de la copa y haya exhudaciones de resina del tronco y las ramas", explicó a BBC Mundo Della Rocca.
A diferencia de otras variedades de ciprés mediterráneo, en el horizontalis "las ramas se insertan en el tronco con ángulos de entre 45 y 90 grados", señaló Bernabé Moya.
Esto significa que la vegetación muerta usualmente no queda atrapada.
Por otra parte, "la forma de la copa del ciprés es densa y homogénea, lo que dificulta la circulación de aire, como queda evidenciado con la reconocida función de cortavientos del ciprés mediterráneo en la agricultura."

Desde la Patagonia a California

¿Podría el ciprés mediterráneo ayudar a combatir incendios en otras partes del mundo, como la Patagonia en Chile y Argentina, o California?
Seto de Cupressus sempervirens con combustible fino, muerto y seco originado por podas y falta de limpiezaImage copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionVegetación muerta en un setode ciprés. Los ciudadanosdeben limpiar la vegetación muerta que se acumula por podas reiteradas, más alláde la especie, según Moya.
De acuerdo a Bernabé Moya, la especie "posee una gran plasticidad".
"Puede vivir en todo tipo de suelos excepto en los encharcados, así como sobre sustratos pobres y degradados, y crece dese el nivel del mar hasta más de 2.000 metros de altura".
Moya recuerda que la especie fue introducida hace siglos en América Latina donde se ha adaptado a muchas regiones.
"No tiene dificultades para crecer en las zonas de clima mediterráneo y templado de California, Chile y Argentina".
"Lo primero que habría que hacer es llevar a cabo estudios para determinar el grado de adaptabilidad e idoneidad de las diferentes variedades de ciprés mediterráneo a las condiciones locales y proceder a establecer parcelas experimentales".

Primeras plantaciones

El estudio europeo concluye que plantaciones con variedades seleccionadas de cipreses podrían ser una herramienta nueva y alternativa para contrarrestar el riesgo de incendios forestales en lugares con mayor riesgo, como las áreas de contacto entre bosques, zonas agrícolas o zonas habitadas, donde se producen focos de incendio con mayor frecuencia.
Como resultado del trabajo internacional, la región de la Toscana en Italia incorporó al ciprés mediterráneo en el listado de especies forestales idóneas para su uso en la lucha contra incendios forestales.
Variedades seleccionadas de ciprés mediterráneo var. horizontalisImage copyrightgentileza Bernabe Moya
Image captionProducción de variedades seleccionadas de ciprés mediterráneovar. horizontalis por el IPSP en Florencia. Las primeras plantacionesde barreras cortafuegos del Sistema Ciprés en España con estas variedades tendrán lugar en el otoño.
Y en España, "desde el Departamento de Árboles Monumentales y junto con el Departamento de Brigadas Forestales de prevención de incendios forestales de la Diputación de Valencia, IMELSA, llevaremos a cabo las primeras plantaciones de barreras cortafuegos del Sistema Ciprés en el país a lo largo de este otoño", señaló Moya.
Otra aplicación importante del estudio, según el investigador, es que los ciudadanos pueden contribuir a incrementar la protección de sus propiedades frente al fuego.

Generaciones futuras

La resiliencia del ciprés mediterráneo muestra para Moya que "la naturaleza tiene la respuesta a muchos de los problemas que enfrentamos".
Ciprés monumental en el Bosque de Tavri, Montañas Blancas, Creta, Grecia.Image copyrightgentileza Bernabe Moya
Image caption"La naturaleza tiene la respuesta a muchos de los problemas queenfrentamos", asegura Bernabé Moya. Ciprés monumental en el Bosquede Tavri, Montañas Blancas, Creta, Grecia.
Pero el estudio también apunta a la necesidad de tomar medidas urgentes.
Para el botánico español, "la vulnerabilidad de las masas de vegetación frente a los incendios está relacionada con la falta de información a la población, de apoyo a la investigación y al abandono del mundo rural, una situación que se agravará con el cambio climático".
Muchos problemas como la desertificación, los incendios forestales, la pérdida de biodiversidad y el abandono del medio rural pueden revertirse con la plantación y el cuidado de bosques, según Moya.
"Es urgente que la humanidad se tome en serio estos problemas".
"La lucha contra los incendios es un esfuerzo de todos. Se lo debemos al bosque y a las generaciones futuras".

A 10 años de Katrina: Bayou Lafourche, donde cada hora se hunde un área del tamaño de una cancha de fútbol



Árbol seco
En Luisiana, Estados Unidos, un área equivalente a más de una cancha de fútbol desaparece bajo el agua cada hora.
Los humedales costeros se están erosionando, y con el desvanecimiento del humedal se van las casas y las comunidades.
La cultura local cajún (descendiente de los acadianos, la minoría francesa que emigró desde Canadá) también se ve amenazada.
Paul Chiquet, un bibliotecario local mantiene un archivo de la vida en Bayou Lafourche, uno de los típicos brazos pantanosos de la región del delta del río Misisipí que culebrean hasta desembocar en el Golfo de México.
Camaronero
Image captionLos barcos de pesca de camarones todavía están activos en la zona.
Chiquet mantiene un salón lleno de vitrinas, mapas, pinturas y fotografías.
También hay embarcaciones en miniatura y varias piraguas, las canoas de fondo plano que se usan para navegar el bayou, como se le dice en el léxico local al humedal.
Erosión en Leeville
Image captionLa erosión paulatinamente se "traga" todo el pueblo.
La vida en Bayou Lafourche gira en torno al agua y el sueño de Chiquet es documentar la vida del pantano y las vidas que han pasado por allí.
"Bayou Lafourche es puro cajún", me dice Chiquet. "Todavía se encuentra todo tipo de comida cajún, música cajún".
Los cajún son descendientes de inmigrantes franceses que se trasladaron desde Canadá hasta el sur de Luisiana, a finales del siglo XVIII.
Los nombres locales reflejan esa herencia; Cheramie, Guidry, Terrebonne.
"Las industrias de aquí son el cultivo, la caza con trampa y la pesca", relata Chiquet de la vida tradicional cajún plasmada en su archivo.
"Todavía tienen sus botes, todavía salen a pescar y atrapar cangrejos". Y continúa siendo una comunidad de familia donde te sientas en el pórtico de la casa y cada domingo haces el "vellier", dice, utilizando la palabra cajún-francesa para la conversación entre familia y amigos.
Leeville
Image captionLeevilee fue fundada en 1883. Menos de 150 años después, está a punto de desaparecer.
Casa erosionada
Image captionLa erosión es visible bajo los cimientos de esta casa.
Una de las vitrinas documenta el primer asentamiento en la costa, en Cheniere Caminada. Cuando fue destruido por un huracán en 1893, la gente se trasladó río arriba.
En el cruce de dos canales fluviales fundaron pueblos en cada esquina; Missville, Orange City, Old Orange City y Leeville.
"Estos son huertos de naranjas", indica Chiquet en las fotografías que registran los pueblos en su auge. "Algodonales, cacería, árboles de duraznos, ganado, maíz, cultivos de verdura".
No es sorpresa que la gente en esas fotos desteñidas haya desaparecido. Pero llama la atención que muchos de los lugares que muestran ya no existen.
LeevilleImage copyrightSouth Lafourche Public Library
Image captionCultivadores de arroz se congregan frente a un almacen en Leeville.
AlgodonalesImage copyrightSouth Lafourche Public Library
Image captionEn Leeville solían abundar los algodonales.
Casa de CheramieImage copyrightSouth Lafourche Public Library
Image captionLa casa de los Cheramie estuvo ocupada por 132 años con cuatro generaciones de la familia.
Pozo pretrolero
Image captionLa exploración petrolífera empezó en antaño.
Harris Cheramie se sienta en el pórtico del restaurante de mariscos Leeville Seafood, mirando hacia la única y polvorienta calle del pueblo. Solía ser una avenida principal hacia la costa, pero una nueva autopista elevada pasa por encima y esquiva el pueblo por completo.
"Yo preveo esto convirtiéndose en un lago", se lamenta Cheramie. "Me alegra que no estaré aquí para verlo".
Cheramie lleva operando el único restaurante de Leeville durante 18 años, sirviendo sopa de quimbombó, étouffée de camarones, cangrejo, ostras y otras especialidades cajún a los residentes y visitantes que llegan a pescar. Ha sido testigo de cómo se ha disminuido la población.
"Eso solía ser tierra, todo tierra", dice que las áreas que rodean Leeville. "Yo cazaba en la zona este de Leeville y te digo que era todo ciénaga, ya no hay nada".
Leeville puente
Image captionLeeville desde el aire, en la acutalidad, con un puente que lo sobrevuela completamente.
Pintura de Leeville
Image captionEn el cruce de los canales fluviales solía haber cuatro pueblos en cada esquina, uno de ellos es Leeville.
Missville, Orange City y Old Orange City ya no existen. Leeville es la sombre del dinámico pueblo registrado en la exposición de Paul Chiquet.
En ese entonces, el pueblo tenía varios cientos de familias. Ahora cuenta con apenas unos cuantos residentes permanentes.
Donde había algodonales solo queda agua abierta. Las lápidas que quedan de lo que era un cementerio se están deslizando hacia el bayou.
La gente aquí ha sobrevivido varios huracanes, incluyendo Katrina, en 2005, y el derrame de petróleo de BP en 2010.
Sin embargo, su capacidad de recuperación está siendo puesta a prueba por una amenaza menos dramática, pero igual de peligrosa: la prolongada erosión de los pantanos y humedales que rodean Leeville y atraviesan la costa de Luisiana.
Paul Chiquet
Image captionPaul Chiquet documenta la historia de Bayou Lafourche en una exposición especial.
La tierra del delta del Misisipí fue creada por el sedimento depositado aguas abajo por el río cuando se inundaba. Pero a comienzos del siglo XX, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. construyó un sistema de diques para evitar que el Misisipi se desbordara.
Esto le trajo seguridad a la gente que vivía a la orilla. Pero sin el sedimento que se acumulaba para formar la tierra, ésta se ha ido hundiendo sin interrupción.
Si a esto se le suma el daño de los huracanes que regularmente arrasan esta parte de la costa, del agua salada que se filtra tierra adentro y mata la vegetación y de los canales excavados por la industria de gas y petróleo, lo que queda es un desastre ambiental en cámara lenta.
Más del equivalente de una cancha de fútbol desaparece cada hora. A medida que la tierra se erosiona, las personas en las comunidades costeras se trasladan a localidades y ciudades más grandes. Con la diáspora de esas pequeñas comunidades, las costumbres tradicionales también quedan amenazadas.
"Pertenezco a la última generación que habla francés aquí", afirma Cheramie. "Creo que nuestra cultura francesa está perdida". Con eso toda la apreciación por la vida en el pantano.
Harris Cheramie
Image captionHarris Cheramie es uno de los últimos habitantes que todavía habla el cajún-francés.
El idioma cajún-francés todavía sobrevive en sus canciones, pero el destierro delbayou también está afectando la música.
"Ser un cajún es amar, vivir y reír. Alguien que ama la cocina y la música", asegura. "Cuando se pierde la tierra, se pierde la gente y se pierde la cultura".
Roland Cheramie vive más arriba en el bayou, en Golden Meadow que, contrario a Leeville, está protegido de la erosión por un dique. Pero no se siente seguro.
Ciudad con dique
Image captionLas ciudades más grandes están protegidas por diques.
"Es triste, es deprimente saber que muy posiblemente antes de que me muera voy a tener que irme de aquí, parar la vida en otra parte. ¡Qué locura!"
La realidad es que muchos jóvenes criados aquí terminarán yéndose de la costa.
Los hijos adultos de Chiquet ya se fueron y él está a punto de hacer lo mismo.
El principal motivo es el costo del seguro contra inundaciones y huracanes. En el nuevo lugar donde se mudará con su esposa la cuenta bajará de US$5.500 a $1.500 anuales.
Pero estarán abandonando la casa que ha estado en la familia de ella durante 132 años.
"Es una hermosa y gran casa cajún, cuatro generaciones han pasado por ella", me dice.
"Mi esposa está muy triste. Está dejando atrás parte de su corazón y eso es lo que los más viejos sienten cuando se van".
Es posible que la cultura cajún sobreviva. Siempre habrá música cajún en los bares de Nueva Orleans y étouffée de camarones en los menús de los restaurantes.
Roland Cheramie
Image captionRoland Cheramie mantiene viva la cultura cajún con su música.
Pero de lo que se lamentan Paul Chiquet, Harris Cheramie, Roland y los otros que conocí en Bayou Lafourche es algo más grande que eso.
"Todo se volvió sobre petróleo y gas", dice Paul Chiquet de la vida en Bayou Lafourche. "No tiene que ver con la tradición ni la herencia ni el estilo de vida. Todo ha cambiado, ya todo es sobre el negocio".
Como la mayoría, Chiquet enfrenta su destino con una mezcla de pesar y pragmatismo.
"Es muy triste", dice de su mudanza, "pero eso es lo que es la vida".
Atardecer