Un grupo de científicos estadounidenses y de los países nórdicos han descubierto la forma, en que las abejas inmunizan a su descendencia contra diferentes enfermedades
Un grupo de investigadores de las universidades de Arizona, Helsinki, Jyväskylä (Finlandia) y de la Universidad de Ciencias Vivas en Noruega han descubierto cómo las abejas inmunizan a su descendencia contra enfermedades, que pueden afectar a su especie. Los investadores han encontrado que una proteína denominada «Vitellogenin» (VTG), precursora de la yema de huevo, juega un rol crucial, aunque desconocido hasta ahora, en la inmunización de las pequeñas abejas. El estudio ha sido publicado este lunes en «PLOS Pathogens».
Como ha afirmado uno de los coautores del estudio, el profesor de la Universidad de Arizona, Gro Amdam, «el proceso por el que las abejas inmunizan a sus huevos era una gran misterio hasta ahora. Lo que nos encontramos es que era tan simple como comer». En esta mísma línea, este científico ha añadido que «este increíble descubrimiento ha sido posible después de15 años investigando sobre la Vitellogenin». Algo que, añade, demuestra que la inversión en investigación a largo plazo se termina amortizando.
Por su parte, Dalial Freitak, un investigador de postgrado de la Universidad de Helsinki ha afirmado, por ejemplo, que «ha estado investigando sobre la inmunización de las abejas desde el comienzo de mis estudios de doctorado. Casi 10 años después, siento que he resuelto una parte importante del puzzle y es un gran sentimiento».
De madre a hijo
En una colonia de abejas, la reina raramente deja el nido, así que las obreras son las que la proporcionan comida. Este tipo de abejas puede coger agentes patógenos del hábitat que las rodea mientras están cosechando el pólen y el néctar. De regreso a la colmena, las abejas obreras usan ese mismo polen para fabricar la «Jalea Real», dirigida a la reina y de dorma accidental puede contener bacterias del medio ambiente.
Si así sucede los agentes patógenos son digeridos en su estómago y transferidos a la cavidad corporal, donde son guardados en un órgano que sería lo más parecido a un hígado que encontraríamos. (conocida como «cuerpo gordo de la reina»). Partes de la bacteria son entonces asociadas a la vitellogenin- una proteína- y alcanza vía sangre a los huevos que todavía están en desarrollo. De esta forma, las pequeñas abejas se «vacunan», y su sistema inmunológico está mejor preparado. En este sentido, la Vitellogenin es el portador de la causa de estas potenciales inmunicaciones, algo que los investigadores desconocían hasta ahora.
Vacuna para insectos
Este estudio dejaría la puerta abierta al desarrollo de la primera vacuna para insectos totalmente natural. Al repecto, Freitak (Universidad de Helsinki) ha afirmado que «estamos patentando un forma de producir una vacuna inocua, además de encontrar la forma de cultivar las vacunas e introducirlas en las colmenas a través de una solución que las abejas comerían y que les permitiría mantener a las enfermedades a raya».
Los polinizadores, incluyendo las abejas, se están enfrentando en la actualidad a problemas medioambientales de relevancia. En concreto, como el «colapso» de muchas colonias cuyas causas aún no están claras, las sequías o las especies invasivas. De por si, gran parte de nuestra dieta depende de las abejas y de otros insectos polinizadores. En este sentido, la fabricación de vacunas podría tener un importante papel para combatir diferentes enfermedades.
Se da la circunstancia de que todas las especies que ponen huevos tienen la proteina «vitellogenin» (pescado, reptiles, anfibios, insectos y las aves domésticas), lo que probablemente traiga beneficios más allá de su impacto sobre la producción de comida. Varias industrias podrían estar interesadas en desarrollar sus propias vacunas naturales, lo que no representaría un proceso caro.
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