Su potente musculatura les permite alcanzar velocidades cercanas a los 40 kilómetros por hora
Considerados como uno de los animales más inteligentes, capaces de recordar a sus congéneres durante décadas, los delfines han tenido en jaque a los zoólogos durante décadas. El motivo: no entendían cómo estos cetáceos de cuerpo fusiforme y aparentemente escasa masa muscular podían nadar tan rápido. Este intrigante aspecto se había convertido en la paradoja de Gray, que seguía sin resolverse desde 1936.
Este zoólogo británico, especializado en locomoción animal, estimó la fuerza de los delfines basándose en su fisiología y concluyó que era insuficiente para vencer la resistencia del agua y permitirles nadar a gran velocidad. Así que aventuró que su piel debía tener alguna característica especial que le permitiera vencer la resistencia del agua y alcanzar la nada despreciable velocidad de 37 kilómetros por hora, que le convierte en el segundo mamífero marino más rápido después de las orcas.
Por eso esta cuestión quedó etiquetada como la paradoja de Gray. Obviamente este zoólogo que hizo aportaciones muy importantes en el campo de la citología, estaba errado en esta cuestión, pero sus colegas no podían demostrarlo.
Y ahora un artículo publicado en el Journal of Experimental Biologydemuestra con datos objetivos que, como se sospechaba, Gray había subestimado la fuerza que pueden desarrollar estos simpáticos mamíferos marinos, y ahora sabemos que son diez veces más fuertes que los mejores atletas olímpicos.
Nadadores «olímpicos»
En 2008 el mismo equipo ya había descubierto que los delfines ponían en juego una fuerza muscular para deslizarse en el agua entre 6 y 7 veces mayor que los mejores nadadores olímpicos, lo que suponía que era 10 veces más fuertes de lo que Gray supuso. Esos datos los comunicaron entonces en la Conferencia sobre Aerodinámica de Fluidos que se desarrolló en noviembre de ese año en San Antonio, Texas.
Para medir detalladamente la fuerza que son capaces de desarrollar los delfines, el equipo de Frank Fish, de la Universidad West Chester, ha utilizado una técnica denominada velocimetría por imágenes de partículas, que permite visualizar los remolinos que se forman en el agua mientras los delfines nadan entre una cortina de burbujas microscópicas.
Con esta técnica, que se había utilizado con nadadores olímpicos, ya habían medido en 2008 la fuerza que desarrollan los delfines cuando se mantienen erguidos fuera del agua moviendo rápidamente su cola.
Con nombre propio
En aquella ocasión utilizaron como “voluntarios” a dos delfines de nariz de botella, los más comunes y conocidos, de la Armada Estadounidense, llamados Primo y Puka. Y ya quedó claro entonces que no necesitan una piel especial, porque el empuje de su cola era mucho mayor que el necesario para superar la fricción del agua.
En el estudio que publican ahora, los investigadores calcularon con esta técnica la fuerza producida por los animales cuando nadan a ritmo tranquilo y vieron que era de 549 watios. Para hacernos una idea,aproximadamente 1,4 veces la que puede desarrollar un ciclista cuando pedalea a pleno rendimiento. Y cuando aceleraban con rapidez, podían alcanzar los 5.400 watios. Así han logrado demostrar que los delfines tienen la suficiente musculatura para lograr su gran rendimiento en natación, y son mucho más fuertes que los humanos. En concreto diez veces más que los atletas que ostentan marcas olímpicas.
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