lunes, 19 de agosto de 2013

!! A LOS TOROS !!


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Ramón Morillo - Una corrida de toros siempre ha sido considerada como un arte, pero en sí es un espectáculo muy diferente a todos los demás, regido por unas pautas que siempre se repiten y que prácticamente lo convierten en un rito aplaudido y vitoreado por espectadores versados o no.

¿Pero realmente es un arte las corridas de toros? ¡Pareciera que no! A no ser que consideremos un arte a la tortura. Y es que según referencias de personas entendidas en la materia, el principal actor de la película, el toro, es sometido a un suplicio, cuando de verdaderas corridas hablamos.

Martirio que comienza con un encierro a oscuras del animal, al cual previamente se le han recortado los cuernos para proteger al torero, presuntamente es golpeado en los testículos y riñones, al igual que le inducen diarrea con la intención de que llegue al ruedo desorientado y débil y con la condición natural alterada que en vez de atacar lo que le provoca es huir. Y es que al pobre toro de complemento al tormento, supuestamente le cuelgan peso en el cuello para bajárselo y se le aplica en los ojos y en las patas una sustancia que le produce molestias, dificultándole aún más la visión y sus normales movimientos.
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Les digo que esto me lo contaron y créanme, pone los pelos de punta este lado oculto del espectáculo taurino, pues el lado visible del mismo se pone de manifiesto al momento de producirse la lidia, donde lo innegable es el dolor, el sufrimiento que padece el toro, que comienza con el trabajo del picador que consiste en clavarle una lanza en el lomo que lacera los músculos y lesiona los nervios y vasos sanguíneos. Esta "expresión artística" se hace en tres actos para "un mayor disfrute de la afición" que "goza" al ver teñido de rojo el espinazo del pobre animal.

Sangramiento que prosigue con la colocación de las banderillas en el mismo lugar dañado por el metal de la lanza del picador, prolongando la hemorragia y la profundización de las heridas, que sumado a todas esas acciones escondidas a que ha sido sometido, preparan la escena para que "envalentonado" el torero reciba el aplauso del público después de un "pase" artístico, presumiéndose y echando pecho afuera al retirarse sin peligro alguno del toro, que sometido a toda esta tortura se encuentra exhausto, confundido y casi moribundo.

He aquí el momento justo de la celebración del arrojo y el machismo, para que el torero entre con capote y espada en mano y, penetre al toro en tan estado lastimero destrozándole órganos vitales como el hígado o los pulmones, cuando no desgarra con una sola estocada la gran arteria, y se pensara que hasta aquí llega el animal ahogándose en su propia sangre, pero no es así, muchas veces el sacrificio continua, cuando en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer y trata de buscar una salida a tanto maltrato y dolor, entonces es apuñalado en la nuca y en muchos casos no suele morir de una vez por su fortaleza y, es rematado con la puntilla seccionándole la médula espinal para finalmente caer en tierra y posteriormente ser arrastrado fuera del ruedo todavía vivo al final del horror a que ha sido sometido.

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Sin caer en polémicas de ningún tipo, considero que las corridas de toros no tienen muy buena imagen en la gran mayoría de las personas que consulté para rasguear este sentir, porque no es fácil presentar a la muerte como arte, en un espectáculo considerad como bochornoso, en donde se pone en escena la falsa superioridad del hombre ante la bestia, la fascinación enfermiza con la sangre y la morbosidad incontenible de una multitud que puede ser testigo directo de alguna cornada o de la muerte del torero, en fin, el requisito indispensable para el festín es la matanza de un animal y el riesgo fortuito del matador alimentado por quienes les alientan con el griterío inconsciente o con un cómplice silencio .

Pero quiérase decir cualquier cosa de las corridas de toros, éstas dependerán de los intereses económicos, del apoyo de los pueblos, del respaldo que le den los medios de comunicación y del soporte que le brinden instituciones públicas y privadas que por mucho tiempo las han justificado y conservado política y monetariamente, permitiendo la implantación de las mismas en las "fiestas" y "grandes ferias" en poblaciones importantes no sólo de Venezuela, sino de muchas partes del mundo, que legitiman activa o pasivamente la violencia y condicionan e hipotecan el presente y el futuro de la humanidad.

¿Será posible entonces, que un espectáculo tildado de inhumano y obsceno haya soportado siglos? No soy yo quien tiene la respuesta, acaso la visión general recogida de conocedores taurinos, que dejan ver que las corridas de toros en el fondo representan la fiereza humana vertida de sangre, siempre sangre y más sangre, que endurece el corazón y destierran la sensibilidad por las despiadadas y crueles formas de manejar la fiesta taurina.

Se puede hablar mucho sobre la tauromaquia. Siempre provocará pasiones y controversias. Constantemente es amada por aficionados y odiada por censuradores, pero por encima de todos, aún con el pasar del tiempo y la llegada de novedosas diversiones, ha persistido y perdurará para regocijo de su público." /Diario El Tiempo de Venezuela/


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