Cada semana de verano se recogen doce toneladas de algas en Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, en una estampa que se repite en otras playas, pero que tiene más que ver con los gustos de los bañistas que con la importancia que estos depósitos naturales tienen para el ecosistema.
Aunque muchos puedan considerarlas como basura orgánica por su aspecto y por su olor, las plantas marinas que las mareas dejan en la orilla son unas grandes desconocidas que encierran un enorme valor ecológico.
El investigador del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) Eduardo Portillo y su equipo del departamento de Biotecnología han estudiado durante cuatro años los arribazones vegetales de Canarias, es decir, las algas y plantas marinas (fanerógamas) que se acumulan en la orilla tras desprenderse de rocas o arenas.
Fruto de la investigación que han realizaron en varias playas de Gran Canaria entre 2004 y 2007, el técnico del ITC ha constatado que se trata de un fenómeno natural, "similar a la pinocha que cae de los pinos y se amontona en el campo", provocado por el azote de grandes oleajes y temporales en zonas costeras.
En el caso de Las Canteras, las fuertes borrascas que se producen entre septiembre y mayo y los potentes anticiclones del verano favorecen una acumulación masiva de algas y fanerógamas, llegando a alcanzar hasta las 1.500 toneladas al año, según explica Portillo.
Al contrario de la creencia popular, las sebas (Cymodocea) ya no llegan a la playa capitalina porque hace años que se extinguieron los sebadales de los que provenían, indica el jefe del departamento de Biotecnología del ITC.
La Cymodocea procedente de las praderas marinas solo se conserva en algunas playas del sur de Gran Canaria, donde se encuentran los sebadales más importantes de la isla y que actualmente están en regresión, “por lo que la seba ha sido incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias”, señala el investigador.
Aportan nutrientes a los ecosistemas
Portillo reconoce que las algas y las plantas marinas son "molestas" para los usuarios de la playa, pero subraya que los arribazones suponen "un beneficio enorme" para el ecosistema del litoral porque aportan materia orgánica y nutrientes a las comunidades vegetales de las profundidades marinas y sirven de alimento para peces, insectos y aves.
"Por ello, en teoría, no debería retirarse de la playa", explica el investigador, pero asegura que algunos ayuntamientos gestionan la recogida sin tener en cuenta las indicaciones de los expertos, "porque es complicado convencer a los bañistas de que una montaña de algas en putrefacción es buenísima para peces y pájaros".
La eliminación de algas y plantas marinas en playas españolas está justificada cuando se hace para garantizar unas condiciones higiénico-sanitarias óptimas, "porque nadie quiere estar en la playa o paseando por la avenida oliendo a podrido", apunta Portillo, para después llevarlas a los vertederos.
Pero el técnico del ITC advierte de que no todos los ayuntamientos utilizan maquinaria específica para hacer una retirada "selectiva y óptima" de los arribazones vegetales, ya que los rastrillos y cepillos que emplea el personal de limpieza también arrastran grandes cantidades de arena, "lo que supone un impacto medioambiental", añade Portillo.
Posibles fertilizantes
Además, un plan de recogida "efectivo" permitiría el uso industrial de estas algas, porque por su alto contenido en nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes, estos arribazones podrían ser idóneos para la elaboración de fertilizantes y abonos orgánicos, indica el técnico del ITC.
Tanto en Canarias como en otras regiones de Europa, Portillo opina que hay un gran desconocimiento sobre los vegetales marinos, por lo que se debería "sensibilizar a la población de los valores ambientales y ecológicos que proporcionan los arribazones en las playas", concluye.
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