Podríamos ver mamuts o tigres dientes de sable en algunos lugares del planeta.
¿Manadas de mamuts recorriendo nuevamente la helada Siberia? No se trataría de una nueva versión de la película de ciencia ficción Jurassic Park. Sería una hazaña de genetistas, que hoy esperan poder resucitar especies extintas desde hace décadas, incluso milenios.
Hace 60 años, el 25 de abril 1953, Francis Crick y James Watson describieron por primera vez la estructura del ADN (ácido desoxirribonucleico), la famosa molécula en forma de doble hélice que contiene el patrimonio genético de toda forma de vida.
Hoy en día, algunos expertos intentan clonar especies extintas a partir de antiguas muestras de ADN conservadas en museos.
Hace unos meses, científicos del proyecto australiano ‘Lázaro’ anunciaron que recuperaron ‘núcleos muertos’ de las células de una rana, presuntamente extinta desde 1983, para inyectarlos en la célula desnucleada de una especie cercana, aún en vida. Congelado durante 40 años, el material genético de la rana Rheobatrachus silus volvió a la vida, como el Lázaro bíblico.
Algunas células huevo creadas de esta manera comenzaron a multiplicarse formando embriones. Y aunque todos aquellos embriones clonados murieron a los pocos días, los investigadores están convencidos de que tras nuevos intentos se podrá resucitar milagrosamente a ese anfibio.
“En el caso de la rana, podría tomar uno o dos años. En el caso del mamut, quizá 20 o 30, o incluso menos”, ha explicado Hendrik Poinar, experto en genética molecular evolutiva de la Universidad canadiense de McMaster.
Pero la ‘desextinción’, como denominan a la forma de revertir la muerte definitiva de toda una especie animal, tuvo ya una primera victoria: en 2009, una cabra pirenaica o cabra montés, originaria de España, fue clonada a partir de células provenientes del último representante de esta especie, que había muerto en el año 2000.
Un éxito moderado ya que el primer clon de aquel mamífero, llevado a gestación completa por una cabra común, vivió apenas 10 minutos a causa de una malformación de los pulmones.
A pesar de las dificultades y de los límites de la clonación por transferencia de núcleos de células adultas, los especialistas esperan poder un día intervenir directamente en el genoma, es decir insertar fragmentos de ADN característicos de una especia extinta, en el genoma de una especia cercana.
Sin embargo, traer a la vida dinosaurios extintos hace 65 millones de años, como en la película de ciencia ficción de Steven Spielberg, sería algo inimaginable debido a que su ADN estaría demasiado degradado.
Pero los expertos sí creen que podrán volver ejemplares de hace 200.000 años atrás en el árbol de la evolución.
Más que suficiente para resucitar a tigres dientes de sable o a hombres de Neandertal... “Supongo que si no habría ninguna ley o moral en contra, podríamos repoblar grandes extensiones de Siberia con mamuts y leones de las cavernas”, dice Hendrik Poinar.
Precisamente, hace un mes fueron hallados por científicos rusos sangre y tejidos musculares perfectamente bien conservados entre los restos de un mamut lanudo enterrado bajo el hielo en la Isla Pequeña Liajovski, en la costa del noreste de Rusia.
El mamut murió hace 15.000 años, pero sus restos han desafiado el paso del tiempo de forma extraordinaria, hasta el punto de que conserva sangre en estado líquido.
“Cuando rompimos el hielo bajo su abdomen, fluyó sangre muy oscura. Es el caso más sorprendente que he visto en mi vida”, afirmó Semyon Grigoryev, responsable del equipo científico.
“Además, los tejidos musculares estaban rojos, del color de la carne fresca”. El investigador cree que el hallazgo podrá ser definitivo para clonar el mamut. “La sangre hallada nos da posibilidades reales de encontrar células vivas. Los mamuts hallados con anterioridad no tenían tejidos tan bien preservados”, explicó Grigoryev.
La universidad rusa ha llegado a un acuerdo con el científico surcoreano Hwang Woo-suk, autor del primer perro clonado y tristemente famoso por engañar al mundo con la primera clonación de células humanas, para llevar a cabo un intento por resucitar al mamut.
Pero la pregunta que surge entonces, frente a todos estos estudios y planes, es: ¿Hay que hacerlo? Carrie Friese, socióloga de la London School of Economics, teme que esta carrera científica deje de lado a la ética. “Me temo que se piensa más en lograrlo y no en lo que se hará con el ser vivo que resulte”, dice Friese. “Un animal es más que su genoma, no todo está inscrito en su ADN. ¿Cómo aprenderá entonces a alimentarse, a cazar o a volar, en un mundo que no está adaptado a sus condiciones, como sí lo estuvo en su momento?
Hank Greely, especialista en bioética de la Universidad estadounidense de Stanford se muestra entusiasta ante la eventualidad de resucitar una especie extinta, pero no a cualquier precio.
En efecto, muchas especies desaparecieron junto a su entorno natural y su descendencia clonada no tendría a dónde ir, lo que las convertiría, inevitablemente, en animales de zoológico o solo para la experimentación. O incluso, las especies resucitadas podrían volverse invasivas y colonizar algunas áreas en detrimento de otras especies, actuales y de nuestro tiempo, en peligro de extinción.
Dolly no fue el primer animal clonado
El primer animal clonado no fue la oveja Dolly, sino un renacuajo. En 1970, el británico John Gurdon demostró que a partir de una célula se puede obtener la información genética necesaria para generar un organismo completo. Gurdon realizó su experimento perforando la membrana de una célula cutánea de una rana adulta con una fina pipeta de vidrio, de la que extrajo, por succión, su núcleo. Luego tomó el núcleo de una célula intestinal de renacuajo y lo implantó en el óvulo enucleado (vacío). El óvulo se desarrolló y se convirtió en un renacuajo genéticamente idéntico al renacuajo donante del ADN. Con este experimento, Gurdon sentó las bases de la clonación. Sin embargo, la clonación de la oveja Dolly, logrado por Ian Wilmut y Keith Campbell fue el que logró amplia difusión.
REDACCIÓN VIDA DE HOY
Con información de AFP
Con información de AFP