Una vez más, el Papa Francisco ha dirigido este domingo a los líderes mundiales reunidos en París, la pregunta ya formulada en su encíclica social «Laudato si» («Alabado seas») sobre ecología: «¿Qué tipo de mundo queremos dejar a nuestros hijos?».
Durante el rezo del Ángelus con decenas de miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro, el Santo Padre insistió en que «por el bien de la casa común, de todos nosotros y de las futuras generaciones, en París deben hacerse todos los esfuerzos para mitigar el impacto del cambio climático y, al mismo tiempo, hacer frente a la pobreza y hacer florecer la dignidad humana».
Francisco invitó a los fieles a «pedir que el Espíritu Santo ilumine a todas las personas llamadas a tomar decisiones tan importantes y les dé el coraje de tener siempre como criterio de decisión el bien mayor para toda la familia humana».
El Papa recordó también el cincuenta aniversario de un acontecimiento muy positivo que dejó atrás un milenio de rencor entre cristianos: «el 7 de diciembre de 1965, la víspera de la clausura del Concilio Vaticano II, una declaración común del Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras cancelaba de la memoria las sentencias de excomunión reciproca intercambiadas por las Iglesias de Roma y Constantinopla en 1054».
En la nueva línea de fraternidad, Francisco pidió rezar «por el querido Patriarca Ecuménico Bartolomé y los otros jefes de las Iglesias Ortodoxas», para seguir avanzando en el afecto mutuo.
El Papa mencionó también el ya inminente inicio del Jubileo de la Misericordia, que presidirá este martes por la mañana abriendo la puerta santa de la basílica de san Pedro.
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