Coincidiendo con el Día Mundial del Suelo, que se celebra cada 4 de diciembre, la Organización de las Naciones Unidas a para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado el informe «El estado de los recursos de suelos en el mundo», dado que 2015 es el Año Internacional de los Suelos.
El documento, elaborado el por Grupo técnico intergubernamental sobre los suelos de la FAO, reúne el trabajo de unos 200 científicos del suelo de 60 países.
El cambio climático, tal y como se está debatiendo en París estos días con motivo de la XXI Cumbre del Clima de la ONU, es un importante vector adicional de la transformación del suelo, explican los expertos.
Las temperaturas más altas y los fenómenos meteorológicos extremosrelacionados, como sequías, inundaciones y tormentas, impactan en la cantidad y fertilidad del suelo de muy diversa forma, como por ejemplo reduciendo la humedad y agotando las capas arables ricas en nutrientes. También contribuyen a un aumento en la tasa de erosión del suelo y el retroceso de las costas.
El informe señala también la necesidad de alimentar a una población mundial que ha crecido hasta cerca de 7.300 millones de personas, y que más del 35% de la superficie terrestre libre de hielo del planeta se ha destinado a la agricultura. El resultado es que los suelos que han sido despejados de la vegetación natural para cultivar o llevar a pastar el ganado sufren fuertes aumentos de la erosión y grandes pérdidas de carbono del suelo, nutrientes y biodiversidad.
Además, el rápido crecimiento de las ciudades y las industrias ha degradado áreas cada vez más amplias, con la contaminación de suelos con exceso de sal, acidez y metales pesados; compactación con maquinaria pesada; y sellado de forma permanente bajo el asfalto y el cemento.
Empeorando
«La mayor parte de los recursos mundiales de suelos se encuentran en condición mala o muy mala y las condiciones están empeorando en muchos más casos de los que están mejorando», advirtió el director General de la FAO, José Graziano da Silva. «En particular, el 33% de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos», señaló.
El informe se centra en los 10 principales procesos que ponen en peligro las funciones del suelo: erosión, pérdida de carbono orgánico, desequilibrio de nutrientes, acidificación del suelo, contaminación, anegamiento, compactación del suelo, sellado, salinización y pérdida de la biodiversidad del suelo. E identifica, al mismo tiempo, cuatro prioridades para la acción:
1. Minimizar una mayor degradación de los suelos y restaurar la productividad de los suelos que ya están degradados en las regiones donde las personas son más vulnerables.
2. Estabilizar las reservas mundiales de materia orgánica del suelo, incluyendo tanto el carbono orgánico del suelo como los organismos del suelo.
3. Estabilizar o reducir el consumo mundial de fertilizantes con nitrógeno y fósforo; y aumentar el uso de fertilizantes en las regiones con déficit de nutrientes.
4. Mejorar el conocimiento sobre el estado y la tendencia de las condiciones del suelo.
Los suelos son de vital importancia para la producción de cultivos nutritivos y filtran y limpian decenas de miles de km3 de agua cada año. Como importante almacén de carbono, los suelos también ayudan a regular las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, siendo por lo tanto fundamentales para la regulación del clima.
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