viernes, 29 de abril de 2011

El colapso de un ecosistema se puede predecir


Pez bocaza
Parte de la cadena alimenticia, el pez bocaza se come a los más pequeños.
Un experimento realizado en un lago de Estados Unidos sugiere que el colapso de los ecosistemas podría predecirse, si se sigue un monitoreo adecuado.
Los investigadores cambiaron la estructura de la red alimentaria en el Lago Peter, en Wisconsin, mediante la adición de peces depredadores.

En un artículo publicado en la revista Science, los investigadores aseguran que el cambio fue precedido por señales que podrían ser utilizadas para predecir colapsos similares en otros lugares.Al cabo de tres años, esos peces se habían apoderado del lago, produciendo una disminución en las pequeñas plantas acuáticas y una explosión en las pulgas de agua.
En particular, cambios rápidos en la densidad de las plantas y la presencia de pulgas indican que la cadena alimentaria se encuentra inestable y que está a punto de cambiar.
La idea de que existen tempranas señales de alerta no es nueva, pero los investigadores dicen que es la primera vez que se ha demostrado mediante un experimento.
"Durante mucho tiempo, los ecologistas pensaba que estos cambios no se podía prever", comentó Stephen Carpenter, líder de la investigación, de la Universidad de Wisconsin en Madison, EE.UU..
"Pero ahora hemos demostrado que se puede prever. Las alertas tempranas son claras y fuertes señales de que un cambio va a ocurrir", agregó

Peter y Paul

La cadena alimenticia del Lago Peter contiene cuatro componentes clave. Insectos como las pulgas que se comen pequeñas plantas acuáticas, pequeños peces como carpas doradas que se comen las pulgas, y los mucho más grandes pez bocazas que se comen a los peces pequeños.
"Estamos rodeados de problemas causados por los cambios del régimen ecológico, como la escasez de suministro de agua, la disminución de peces, los pastizales improductivos, y nuestro estudio muestra que existen esperanzas en la identificación de estos cambios antes de que lleguen a su punto de inflexión."
Jonathan Cole, Instituto Cary de Estudios del Ecosistema
En 2008, los investigadores comenzaron a añadir perca de río, y más de mil nacidas al año siguiente.
Al detectar la amenaza de los depredadores, el dorado comenzó a pasar más tiempo en las aguas poco profundas y a refugiarse bajo troncos flotantes.
Comenzaron a llegar pulgas más grandes comiéndose las plantas flotantes (fitoplancton).
Pero los cambios no ocurrieron de forma sutil, con un número variable de en las pulgas y el fitoplancton visto en diferentes momentos.
Finalmente, a finales de 2010, el ecosistema parecía haber finalizado su transición de un estado estable a otro.
Este segundo estado, dominado por las pulgas y la lobina negra, es similar a la situación que había existido durante años en el vecino Lago Paul.
Este lago no mostró cambios importantes durante los tres años, lo que indica que los cambios observados en el lago Peter realmente se debieron a la adición de la lubina negra.

Colapso de las orillas

Lago Peter
El lago Peter, en Wisconsin, EE.UU. tienen 50 años de investigación ecológica.
Muchos sistemas naturales parecen ser capaces de existir en más de un estado estable.
Hasta hace 20 años, la ribera de la costa este de Canadá estuvo dominada por el bacalao, tantos como para prevenir el crecimiento de otras especies.
La sobrepesca causó el colapso de la población de bacalao.
Desde entonces, otras especies han tomado el control de la zona, algunas de los cuales son depredadoras del bacalao más joven, lo que podría significar que el apreciado pez nunca volverán a su antigua posición dominante.
Esta nueva investigación sugiere que podría ser posible detectar señales de un accidente como este antes de que ocurra.
"Las primeras señales de alerta ayudan a prepararse para evitar, con suerte, la peor catástrofe", dijo Jonathan Cole, del Instituto Cary de Estudios del Ecosistema en Nueva York, otro de los científicos involucrados.
"Estamos rodeados de problemas causados por los cambios del régimen ecológico, como la escasez de suministro de agua, la disminución de peces, los pastizales improductivos, y nuestro estudio muestra que existen esperanzas en la identificación de estos cambios antes de que lleguen a su punto de inflexión".
El principio puede haber sido probado, pero la aplicación aún está distante.
Monitorear cualquier ecosistema con la intensidad que se hizo en el Lago Peter será caro, aunque la creciente flota de satélites de observación de la Tierra podría ayudar en algunos casos.
Aún más problemático es saber cuál de los signos de alerta temprana se aplican a cada ecosistema.

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