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Sequía en Dadaab, Kenia en 2011.-
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Estas palabras “eventos climáticos extremos”, las
vengo utilizando en los artículos que voy redactando por la significancia y
pertinencia en un grado tan preciso para reflejar, lo más cercano posible, lo
que está sucediendo en nuestro planeta.
El cambio climático y sus efectos.-
Resultado innegable que el hombre es responsable del
cambio climático, cuando los patrones de consumo de recursos y la
consecuente generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI),
convierten a la Tierra en un “invernadero”.
Los GEI atrapan y retienen gran parte de la energía
solar, se incrementa la temperatura atmosférica y se modifican en intrincado
sistema climático global.
Es noticia diaria que los glaciares están
desapareciendo, que las inundaciones arrasan con inmensas áreas urbanas y
rurales, que olas de frío con nieve a niveles y cantidades extremas golpean
fuertemente inmensas, en la antípoda, que las sequías se cobran con los
animales, los cultivos agrícolas y los incendios forestales reflejan imágenes
dantescas de destrucción. A toda esta clase de sucesos se los denomina como eventos
climáticos extremos.
Siempre el clima hizo lo suyo, la diferencia y que
preocupa ahora y de sobremanera es el vínculo entre las actividades altamente
contaminantes, que en conjunto, como humanidad, venimos realizando desde el
pasado siglo y el incremento en la frecuencia, fuerza y localización de
fenómenos naturales sin precedentes anteriores.
Se deben a procesos naturales.-
Se suele leer a algunos grupos claramente
identificables por sus intereses o grado de preparación, que los eventos
climáticos son achacables a la misma vida del planeta. Algo así como decir que
tuvimos una glaciación ahora pasamos por un calentamiento global y si zafamos
de oscilaciones durante millones de años, nuestro hogar global siempre nos dará
cobijo, por ende hagamos a un lado nuestras preocupaciones ambientales y
sigamos aprovechando los recursos naturales como ahora.
Pues no. Ese no es el discernimiento correcto y mas
bien es el dañino que afecta a la sustentabilidad de la biosfera y nos lleva a
“adormilarnos” más en lo concerniente a la educación ambiental.
Eventos insólitos.-
Por no usar otra denominación, algunos sucesos
extremos de los últimos años que nos han dejado boquiabiertos han sido la mega
inundación en Nueva Orleans por el huracán Katrina, la magnitud del huracán Sandy y
los daños causados, las olas de frío que golpearon casi a todo Estados Unidos
con temperaturas jamás registradas.
En Asia, aún queda en nuestra retina lo sucedido en
Filipinas cuando el tifón Haiyán borró pueblos enteros con una furia total. Los
incendios forestales en Australia o en California que con más frecuencia
ocurren y que nos dejan consternados al ver un infierno que destruye todo ante
su paso.
Las olas de calor, extraordinarias, que no hace muchos
años atrás se cobró con la vida de miles de personas en Europa que ni se
imaginaban que podría suceder, y así, podríamos seguir nombrando hasta el
cansancio lo sucedido.
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Imagen satelital
del huracán Katrina.-
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¿Qué hacer?
Muchas cosas están pendientes para hacer. Luchar
contra la fuerza de la naturaleza es imposible. Domarla no es viable. Nos queda
convivir con la misma sin agravar la situación actual.
El cambio de la matriz energética es prioritaria. Los
combustibles fósiles y el carbón, que al ser utilizados generan los principales
gases responsables del calentamiento planetario deberán ser reemplazados por
otras fuentes menos agresivas (suena utópico) como la energía solar,
geotérmica, eólica, entre algunas.
La modificación de los hábitos de consumo de una buena
parte de la población será otra medida altamente efectiva (suena utópico,
también). Consumimos los recursos desenfrenadamente al punto que necesitamos 1
½ planeta Tierra para satisfacer nuestra demanda actual.
Es incorrecto, reduccionista e incompleto poner a
todas las naciones en la misma bolsa. Jamás se podrá equiparar el impacto
ambiental que genera China con el de Maldivas pero me animo a decir, para fines
ilustrativos, que éstas propuestas pueden ser adoptadas por todos.
La educación ambiental es el pilar más fuerte y una
herramienta contra la desidia global. Las soluciones o las medidas para
revertir el proceso de deterioro ambiental difícilmente vendrán de la clase
política o de los conglomerados económicos que tienen muchos intereses.
La educación deberá partir por exigencia nuestra,
ejerciendo nuestros derechos básicos, elementales, en todo estamento público y
privado. Desde la escuela, al hogar al estado y todo nicho que la sociedad
tiene.
Ciudadanos educados son sinónimo de personas
concientizadas que vamos por mal camino y que esos fenómenos naturales que con
mayor frecuencia y fuerza ocurren deben ser considerados para reducirlos. Al
fin y al cabo, puede que tú, quien nos honra leyendo esta nota estés
cómodamente sentado en una ciudad, mientras millones de personas están
perdiendo sus cosechas con las que te alimentas día a día.
Hay dos palabras importantes que no deben ser perdidas
de vista, son la mitigación y la adaptación. Hay que trabajar para reducir o
mitigar las causas que agreden al equilibrio natural del planeta y que en un
tiempo, la convivencia entre un billones de individuos en un planeta con
recursos finitos (e infinitos) sea armónica.
Querer pensar que si rompemos la utopía que indico y
realmente damos un giro como humanidad habremos solucionado o borrado de un
plumazo los problemas que nos aquejan sería una falacia. Los niveles de
contaminación en suelos, aire, agua, y más son considerables y tomarán, vaya a
saber cuántos cientos o miles de años más en desaparecer (en reducirse
drásticamente). Por eso, adaptarnos a vivir con lo que causamos será vital para
reducir las pérdidas humanas, económicas, etc.
Sabemos que el incremento del nivel del mar es un
hecho de aquí a unos años y que por ejemplo, la mayoría de la población de
Bangladesh se vería afectada mortalmente. ¿Por qué no adaptarnos ante un
posible escenario como el citado urbanizando en tierras altas o modificando las
viviendas? (¿utopía?).
Son sólo ejemplos, pueden estar en la senda de la
factibilidad o no pero a nada…
Espero que puedas pensar al respecto y proponerte en
ser parte de la solución. La unión hace la fuerza y la diferencia. No te
demandará grandes sacrificios sino que pequeñas grandes modificaciones en
ciertos hábitos de vida.
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