De montaña, de carrera, de paseo e, incluso, de bambú. Todas ellas pueden convertirse en una alternativa al automóvil privado en los desplazamientos urbanos. Deporte y conciencia ecológica viajan juntos en bicicleta.
Foto: EFE
Para evitar riesgos, los ciclistas deben cumplir las normas de circulación y señalizar su maniobras.
Según explica Segura, "en una utilización urbana, un coche emite una media de entre 160 y 170 gramos de CO2 por kilómetro". Aparte de este gas de efecto invernadero, los automóviles expulsan "gases contaminantes, perjudiciales para la salud", afirma. Pero cuando se trata de este tipo de gases, la cantidad es más difícil de valorar pues "depende del estado del vehículo", asegura.
"Las ciudades que han apostado por eliminar coches tienen muchísima más calidad de vida", añade. Precisamente, las ciudades son los lugares en los que resulta más fácil sustituir el coche por la bicicleta, declara Segura.
Con el objetivo de promocionar el uso de este medio de locomoción, cada 19 de abril se celebra el día mundial de la bicicleta.
Largo recorrido
Los participantes en el Tour de Francia recorren alrededor de 3.500 kilómetros cada verano. Pero desgraciadamente no todo el mundo cuenta con las piernas y la resistencia física de Miguel Indurain, de Lance Armstrong o de tantas otras leyendas de la ronda gala.
Los ciudadanos de a pie aficionados a pedalear pueden combinar la bicicleta con el transporte público cuando el trayecto sea un poco más largo de lo habitual.
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Para los usuarios de la bicicleta, una de las principales ventajas de este medio de locomoción es que se trata de un transporte puerta a puerta.
Los expertos de la revista "Consumer" afirman que la bicicleta es el medio de transporte urbano más rápido. "Los embotellamientos habituales de las horas punta se sortean con más facilidad en bicicleta, en especial si se pedalea por los cada vez más numerosos carriles-bici de las ciudades", apuntan.
"La bici es muy práctica. Te da una libertad y una autonomía que el coche no puede ofrecer en la ciudad", opina Iñaki Díaz-Etura, miembro de Pedalibre, una asociación de usuarios de la bicicleta. Es, en definitiva, "un transporte puerta a puerta", indica.
Pero adentrarse por las arterias de la ciudad dando pedales entraña su riesgo. Iñaki sostiene que el ciclista debe "sentirse parte del tráfico, hacerse ver, cumplir las normas y señalizar sus maniobras".
"Si conduces la bici de manera responsable y con la precaución debida, no debería pasar nada", añade.
Pero no se hicieron las bicicletas solo para circular por la ciudad. Pedalibre promueve una iniciativa llamada cicloturismo que consiste en hacer viajes en bici.
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Cada año en abrill se celebra el día mundial de la bicicleta con el objetivo de motivar a los ciudadanos para que utilicen este medio de transporte.
Los integrantes de Pedalibre cargan su equipaje en la bici y se lanzan a pedalear por caminos y carreteras secundarias con poco tráfico. Merendar en el campo, disfrutar del paisaje y visitar los pueblos que encuentren a su paso suelen ser las actividades más habituales en sus excursiones.
Aunque cada escapada es distinta. Depende de las ideas que aporten los miembros de la expedición. El viaje puede durar "un fin de semana, unos días o alargarse", cuenta Iñaki.
Disfrutar de la naturaleza dando pedales se convierte en una alternativa más para pasar unos días libres. Aunque hay quienes llevan la afición por el ciclismo y la conciencia medioambiental a su máxima expresión.
La empresa Organic Bikes comercializa bicicletas hechas de bambú y botellas de agua biodegradables además de ropa de ciclista y accesorios orgánicos.
Materiales sostenibles que convierten al ciclismo en una actividad todavía más respetuosa con el medioambiente.
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