No, esta vez no es culpa del cambio climático
Las consecuencias ambientales de los recientes episodios sucedidos en Japón son diversas y necesitan ser catalogadas atendiendo a cada uno de los sucesos que han tenido lugar en el país. A través de este artículo haremos una primera aproximación del potencial impacto ambiental del terremoto ocurrido el pasado 11 de marzo en Japón, así como del posterior tsunami y accidente nuclear en la central de Fukushima.
Cabe decir que existe una leyenda urbana que vincula los terremotos con el cambio climático. Es falsa. Nada tiene que ver un movimiento sísmico con el fenómeno atmosférico del cambio climático. Básicamente porque un terremoto es consecuencia del movimiento tectónico de placas de la corteza terrestre –resultado de episodios vinculados a la estructura interna de la Tierra-, mientras que el cambio climático afecta a la parte atmosférica de la Tierra, en su exterior. Por tanto un suceso tiene que ver con la parte interna y el otro con la parte externa de nuestro planeta.
Efectos del terremoto. Si nos centramos en el terremoto podemos observar, por un lado, consecuencias inmediatas durante el episodio mismo del seísmo. Accidentes causados por desprendimientos, material deslizado procedente de laderas de montañas que erosione el terreno o afectaciones, en mayor o menor grado a los cursos fluviales, y que a su vez haya repercutido a los individuos de ciertas especies. Evidentemente las especies que se desplazan por el suelo son las potencialmente más perjudicadas. Por otro lado existen impactos derivados de la situación post terremoto, como la alteración del paisaje, la fragmentación de vías de desplazamiento o del propio hábitat de las especies, así como de sus guaridas, nidos, etc. En último lugar cabe destacar la afectación al medio urbano que puede tener implicaciones ambientales locales. Liberación de sustancias tóxicas, gases contaminantes u otros componentes que, tras el seísmo, hayan sido volcados al medio natural afectando a éste, sobretodo materiales y sustancias procedentes de zonas industriales donde las sustancias pueden ser tóxicas. Todo ello podría contaminar las aguas freáticas y la propia atmósfera provocando que la afectación no sea sólo local.
A pesar de que el gas natural fue cortado automáticamente con el seísmo se tuvo que lamentar una importante explosión en una central de refinado de petróleo (ver imagen superior). Se trata de la refinería de Chiba, propiedad de la empresa Cosmo Oil, con una capacidad de producción de 220.000 barriles/día de petróleo. La refinería experimentó una explosión y posterior incendio que duró 10 días. La aparatosa explosión provocó una importante quema de Gases Licuados de Petróleo (GLP) almacenados en sus tanques. La quema directa de GLP libera a la atmósfera importantes cantidades de metano (gas con un potencial de calentamiento 23 veces superior al del CO2), óxido nitroso (con un potencial de calentamiento 310 veces superior al del CO2) y monóxido de carbono.
Consecuencias del tsunami. En el caso del tsunami la afectación es aún mayor. El proceso de arrastramiento ha provocado un importante proceso de erosión y destrucción de hábitat y un más que evidente impacto en el paisaje. Se estima que la ola de 5 km de longitud y 10 metros de alto entró a lo largo de 25 km dentro del territorio japonés. Este hecho ya ha mostrado sus consecuencias. En la localidades de Ofunato y Kesennuma, de 42 y 73 mil habitantes respectivamente, se ha podido observar como el área cubierta con vegetación ha disminuido significativamente tras el proceso erosivo del tsunami. Se puede observar en la fotografía adjunta donde las áreas cubiertas por la vegetación se muestran en rojo, mientras que las ciudades y las zonas sin vegetación se muestran en tonos de azul-gris. La imagen de la izquierda fue adquirida el 14 de marzo de 2011; la imagen de la derecha fue adquirido en agosto de 2008. Esto repercutiría también en la destrucción de suelo que podría tener consecuencias para la agricultura.
Al igual que en el caso del terremoto el proceso de arrastramiento indiscrimando de casas, vehículos, barcos, naves industriales, etc. puede provocar la liberación de sustancias tóxicas hacia el entorno en cantidades variables según el lugar. En este sentido fugas de combustible, gases, o sustancias químicas, residuos almacenados procedentes del sector de la electrónica pueden tener afectaciones importantes a nivel local. Una sola gota de mercurio vertida en un lago puede contaminar varios miles de litros de agua. Los contaminantes líquidos fácilmente podrían llegar a las aguas freáticas, contaminándolas, según el tipo de suelo que se encuentre en la región.
Repercusiones del accidente nuclear. La consecuencia obvia y directa del accidente nuclear de Fukushima es la liberación de radiactividad en el medio ambiente. Si bien pequeñas dosis de fugas radiactivas pueden disolverse con facilidad en la atmósfera una continuada e intensa exposición a la radiación puede acarrear importantes consecuencias, especialmente para la salud de los seres vivos. Además, la radiactividad puede transmitirse a lo largo de la cadena trófica bioacumulándose (la ingestión de una planta o animal que ha recibido una dosis de radiación provoca la transmisión de las partículas radiactivas al organismo ingestor).
Así las consecuencias para el medioambiente no son menores: ”A largo plazo la contaminación nuclear se deposita en el suelo y en el mar, y se incorpora a la cadena trófica, de los peces, que son la base de la dieta en Japón, del resto de animales, de las plantas, la fruta, las verduras”, afirma, Eduard Rodríguez-Farré, radiobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.Como este proceso se bioacumula (pasa de unos organismos a otros) esto termina potencialmente afectando a la especie humana, ya que es la especie que se encuentra en la punta de la pirámide.En el accidente de Chernóbil, por ejemplo, la contaminación de los líquenes de la zona afectó a miles de renos de la zona del Ártico, pues es el alimento de estos animales. Como consecuencia miles de renos tuvieron que ser sacrificados para evitar que nadie comiera su carne. Estos días se ha podido comprobar como alimentos de Tokio procedentes de Fukushima mostraban contaminación por radioactividad.
Efectos sobre la salud. Los efectos a una exposición de radiación varían en función de la dosis. Una exposición moderada pueden conllevar náuseas y vómitos, que a menudo comienzan pocas horas después, seguidos de diarrea, dolor de cabeza y fiebre. Una exposición moderada a la radiación contínua en el largo plazo puede causar problemas de inducción de cáncer, pero por lo general en porcentajes muy bajos de la población.
Aunque una exposición severa a la radiación puede resultar en cambios -o mutaciones- en el ADN, los que potencialmente pueden pasarse de una generación a otra. Entonces es cuando tiene lugar el envenenamiento. Tal y como se reproduce en La Vanguardia un excesivo nivel de radiación produce la llamada radiación ionizante, que puede interferir en el estado básico de la materia. En el caso de un organismo podría llegar a interferir en la división celular, provocando con el tiempo un cáncer, y afectar fatalmente los órganos internos.
Medidas a tomar. Por todo esto es importante que las autoridades actúen con rapidez para evitar males mayores. Lo primero es evacuar a la población y luego suministrar a los residentes locales tabletas de yoduro de potasio. La radiación emite yodo radiactivo, lo que provoca cáncer de tiroides, aunque el risego puede contrarrestarse con estas tabletas. Por suerte los japoneses suelen comer abundante pescado y vegetales lo que incrementa el nivel de yodo natural en su dieta, lo que va a su favor.
La contaminación por radiación no sólo se va a quedar en Japón ya que según sople el viento las emisiones radiactivas podrían llegar incluso hasta los Estados Unidos, aunque muy diluidas. También podrían entrar en riesgo países como Corea y la zona de Siberia si el viento sopla en esa dirección, aunque éste pueda ser un escenario menos probable.
Ahorro energético. Parece increíble pero los problemas de suministro eléctrico han provocado la posibilidad de un blackout (apagón) en la ciudad de Tokio. De hecho se esperaba que sucediera en el día de hoy. Pero finalmente ha llegado a cubrirse la demanda en la hora de máximo consumo. Aún así unos 10 millones de hogares se verían afectados por los planes de recorte de suministro de la empresa eléctrica Tepco. Las autoridades han llamado a la población a que hagan esfuerzos en el ahorro de luz, sobre todo en horas de la tarde y noche. En los hoteles los clientes se alojan por plantas para evitar encender la luz y calefacción de las plantas que queden vacías. Se ha limitado el tiempo de funcionamiento del metro, gran consumidor de electricidad, lo que ha provocado largas aglomeraciones de ciudadanos que esperaban su puesta en marcha. La energía nuclear provee en Japón un tercio de la electricidad que consume el país. Con el terremoto algunas centrales han sido detenidas como medida de emergencia y ello está provocando importantes problemas de suministro, situación preocupante si tenemos en cuenta que durante la noche las temperaturas bajan por debajo de los 0ºC.
Justo hace un año la ciudad de Tokio lanzaba un plan para la reducción de las emisiones de CO2 en la ciudad. Según el plan las grandes empresas y oficinas de la ciudad están obligadas a reducir en un 6% sus emisiones. El plan tiene como objetivo que para el 2017 las emisiones se reduzcan en un 17%. Japón es uno de los principales emisores de dióxido de carbono del mundo y tiene pendiente la reducción para 2012 de su cuota de contaminación por debajo del 6% respecto a 1990, tal y como establece el protocolo de Kyoto.
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